Gobierno de Morales Bermúdez, lo que El Cóndor se llevó.

Morales Bermúdez, para los velasquistas un traidor a la patria, para el mundo uno más de los dictadores latinoamericanos cuyas perversiones durante el marco de la Guerra Fría son imperdonables. En su tiempo, un aliado en la causa estadounidense y para Europa en la actualidad, un líder durante uno de los pasajes más tristes y vergonzosos de la historia latinoamericana.

Muchos estudiantes conocen al menos de nombre a su antecesor, el fundador del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, Velasco Alvarado, pero poco conocen del hombre que protagonizó el fin de esta primera etapa del Perú Contemporáneo. A continuación y sin más preámbulo, si eres un estudiante o un interesado en la historia, les presento los puntos fuertes del gobierno de Morales Bermudez, el ultimo dictador militar del Perú.

Bermudez no se caracterizó por presentar grandes cambios económicos en el país ni mucho menos tomarse la molestia de mejorar la situación del pueblo a causa de las falsas promesas sociales.

Así como lo dijo el mismo Velasco, a Bermudez se le puede definir bajo el pecado de la cobardía y la mediocridad, pues durante todo su gobierno no hizo más que sumirse a intereses de otros y seguir planes delimitados por terceros, quizás por esta falta de carácter e innovación decidió restaurar al país a finales de su gobierno a lo que era antes del llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (al menos en materia política con la restitución de la democracia).

Hoy por hoy, Bermúdez permanece en el Perú como el ultimo de los militares golpistas que nos han gobernado y esperemos que siga así, despúes de todo, el llamado Tercer Militarismo fue el principal desencadenante en la serie de factores sociales que llevarían al surgimiento de los movimientos terroristas durante la cruenta década de los 80’s, la cual, nuestros padres y tal vez muchos de los lectores recuerdan con amargura como el periodo durante el cual salir a los cines y discotecas de Lima significaba tentar a la muerte e inclusive, para aquellos que vivieron en los pueblos de la serranía y la selva alta, dormir en sus propias casas significaba un acto inseguro.