God help the girl es la primera película del líder de Belle & Sebastian, Stuart Murdoch y la vuelta a las pantallas de Emily Browning, de la manera más sensual posible. Por cierto, aprovecho para reivindicar Sucker Punch, que comparte protagonista con esta cinta.
Una vez hecha la introducción para situarnos un poco, vayamos a lo importante.
Para todos aquellos que no lo sepan, Belle & Sebastian es un grupo musical indie escocés, cuya gran parte de portadas tienen reminiscencias de la nouvelle vague, y aunque suene peyorativo, fueron los primeros, tal vez sin querer, de poner de moda lo hipster, aún sin saber que existiera.
Ese sentimiento naif que acompaña a su música y portadas está representado al milímetro en la película, recordando por momentos, siempre salvando las distancias, a otras películas de corte parecido como A hard day’s night o Bande à part.
Ya que el director es quien es, es innegable que estamos frente a un musical, que aunque por momentos compensa muy bien esos espacios melódicos con el lado más ortodoxo del cine, hacia el final, entra en una vorágine enfurecida dónde el curso narrativo normal de la misma se pierde, llevándote a una pista de baile pop, dónde la ñoñería, las chicas bonitas y las camisetas rayadas te secuestran.
Puede que gran parte del mérito de casi toda la película lo tenga su protagonista, Emily Browning, capaz de convencer a un esquimal de que tiene que comprar un ventilador por si la ola de calor llegase.
Precisamente eso hace que perdones gran parte de sus defectos, como el querer hacer una película del Woody Allen más snob, transformando a supuestos niños, cosas del cine, en viejóvenes, que pasan de puntillas por el tema de la anorexia, más teniendo en cuenta que es una película que hace una fuerte apuesta por lo estético, o que tenga ese aire melancólico, leit motiv básico, que te recuerde lo difícil que es era ser adolescente y no saber qué camino seguir
En definitiva, otra película bonita, que con el tiempo, será película modernuki de culto.