Revista Opinión

God, please, bless America!

Publicado el 23 enero 2018 por Santamambisa1

God, please, bless America!

Por Jaime Zayas

Cuando el archiconocido detective Hércules Poirot, creación de la célebre novelista Agatha Christie, se hallaba ante un reto mental, solía decir: “Pongamos a trabajar a nuestras células grises”. La sustancia gris es tejido que se encuentra en la superficie del cerebro, y que contiene los cuerpos celulares de las neuronas (los cuales le dan este color).

En cambio, la materia o sustancia blanca se encuentra en los tejidos más profundos del cerebro. Contiene fibras nerviosas, las cuales son extensiones de las neuronas. Muchas de estas fibras nerviosas están rodeadas por un tipo de envoltura o capa llamada mielina (que le da a la sustancia blanca su color). También protege a las fibras nerviosas de una lesión. Además, mejora la velocidad y la transmisión de las señales eléctricas de los nervios.

Y uno se podría preguntar: ¿a qué viene esta monserga sobre los colores del cerebro?

Pues habría que empezar con Josh Lederman y la Associated Press (AP). En uno de sus cables, la agencia anunciaba: “Doctors treating the U.S. embassy victims of suspected attacks in Cuba have discovered brain abnormalities

Los doctores que asisten al personal diplomático estadounidense en Cuba, que tan famoso se ha hecho con la campaña mediática alrededor de los “ataques sónicos”, han descubierto anormalidades cerebrales. Específicamente, en la materia blanca del cerebro de las “víctimas”.

¿Víctimas? ¿Ataques? ¿Diplomáticos estadounidenses en La Habana? Pero, ¿eso todavía es noticia?

Josh Lederman opina que sí, pero asume que existe escepticismo sobre la naturaleza “sónica” de los ataques. Ahora, en cambio, lo “lógico” es asumir que existieron estos “incidentes”, pero que no tienen nada que ver con armas sónicas.

Este nuevo punto de vista es compartido por CBS News, que en su cobertura sobre el hecho llama “mysterious, invisible attacks in Cuba” a lo que antes se denominaba, con total desparpajo, “sonic attacks”. Otros medios, como ABC y NBC News también replicaron este reporte de AP. Y la noticia, una vez más, recorre el mundo. Un mundo donde Trump declara a Jerusalén capital de Israel y donde rige el toque de queda y la represión en Honduras tras días sin declarar oficialmente los resultados de las elecciones. Pero el tema de la materia blanca en el cerebro de los diplomáticos estadounidenses se las arregla para seguir siendo una “top story”.

Los científicos citados por AP nunca niegan la existencia de los ataques, o de los síntomas. Simplemente, pasan a denostar la teoría del “arma secreta acústica”, sea ultrasónica o infrasónica, algo que había quedado demostrado y probado por científicos cubanos hace ya rato. Pero, bueno, los científicos estadounidenses siguen teniendo el mejor sitio en la tarima de los “global media”.

El cable de AP también aprovecha para citar a Rex Tillerson, Secretario de Estado (por el momento) de la administración Trump. En palabras de nuestro “amigo” Rex, en Cuba hubo “ataques selectivos”. A diferencia de AP, la agencia EFE le agrega a la declaración el trasnochado calificativo de “ataque acústico”. ¿Será que EFE todavía no se entera? ¡Ya se está avanzando a otra cosa! ¿Acústico? ¿Sónico? ¡No, no, ya podemos mostrarnos escépticos! ¡Ya podemos decir que eso es una tontería!

 ¡Ah, pero hubo ataques! ¡Y fueron selectivos!

Nuestro “amigo” Rex, haciendo gala de su carácter tiranosáurico, también dijo (y seguimos citando a AP): “What we’ve said to the Cubans is: Small island. You’ve got a sophisticated intelligence apparatus. You probably know who’s doing it. You can stop it (…) It’s as simple as that.”

En castellano, dijo algo así como: “Lo que le hemos dicho a los cubanos es: Pequeña isla. Ustedes tienen un sofisticado aparato de inteligencia (¡gracias por el halago, “amigo” Rex!). Ustedes probablemente saben quién lo está haciendo. Ustedes pueden detenerlo. Es tan sencillo como eso.”

O sea, en cubano, que nosotros somos tan “inteligentes” que sabemos cosas y autores de cosas que puede que no existan, que sabemos identificar a victimarios de crímenes que puede que nunca acaecieran. ¡Qué G-2 el nuestro!

Y sin embargo, la historia camina. Medios como El País o Clarín amplifican este nuevo capítulo, esta nueva entrega de una saga fantasiosa y llena de falsas y pueriles intrigas, que sería de verdad muy entretenida y hasta simpática si no fuera porque en ella se juega el destino y el bienestar de seres humanos, de hombres y mujeres reales, de carne y hueso, gente de pueblo que son (que somos) las principales víctimas de un retroceso total en la normalización de las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos, o de un posible recrudecimiento del bloqueo y alguna que otra sanción accesoria.

Será que en definitiva, aquello de que una mentira repetida mil veces se vuelve verdadera no está tan lejos de la realidad. O que cuando se juega a la campaña política de desinformación y posverdad, el mantenimiento de una línea de mensaje en el tiempo es arma suficiente para validar acciones y decisiones al más alto nivel.

Habrá que hacer como Hércules Poirot, y poner a trabajar nuestras células grises, en el afán de desentrañar las negras intenciones que se esconden tras la enorme y compleja maquinaria de la mentira. Esas intenciones oscuras que se ocultan bajo la noticia que vuelve a salir a la superficie.

Ojalá que en ese empeño no se nos dañe nuestra materia blanca.

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By Michael L. Winston

Estados Unidos vive políticamente un caos interno que no parece tener fin. La Administración Trump, cuestionada desde su génesis por supuestos nexos con el Kremlin, nada contra la corriente como salmón pequeño y despavorido. Esta república federal constitucional se ha convertido en una nación libertaria, en la que continúan apareciendo nuevas revelaciones en contra del Mandatario neoyorkino. Al parecer aliados del Congreso y Senado aparentan jugar el rol de darle la espalda en tal crucial etapa al mandamás buscando un beneficio propio. La Apocalipsis final es inminente.

Las pesquisas realizadas por el FBI demuestran por el momento que un “RussiaGate” es latente dentro del Ejecutivo. Senadores de la talla de Chris Van Hollen (D-MD) y Marco Rubio (R-FL) avalan la continuidad de las investigaciones. Su interés mediato, corroborar con hechos y evidencias sólidas de una injerencia rusa mediante un “draft law case” presentado al Congreso como punta de lanza para aniquilar al Mister US President # 45. Precisamente el US President # 45, es acusado por ambos políticos de obtener beneficios electorales en 2016 por mediación de régimen postsoviético.

Según un artículo del colega Alex Daugherty, ambos se encuentran esperando a que la Comisión Selecta del Senado sobre Inteligencia emita recomendaciones de seguridad específicas sobre elecciones antes de apoyar formalmente un proyecto de ley relacionado con la interferencia rusa en las elecciones.

Pero, ¿qué puede haber detrás de este entramado político? ¿Cuáles podrían ser los trasfondos de estas justas y, hasta cierto punto, enfocadas acciones del Senado norteamericano? Sin duda, se reviven las etapas de Cold War y alguien desea ser el afortunado vaquero-actor que un día obtuvo la Presidencia de EE.UU. Para los entendidos de la materia, Marco Rubio se abalanza como principal contendiente hacia la presidencia, pero para esto necesita desgastar a su principal contrincante, Donald Trump.

Rubio, ha mostrado no importarle cambiar de bando, incluso ser leal al “fuego amigo”. Sus intenciones de atacar al Kremlin, mediante el Congreso, implican ganarse espacios en una contienda abierta y agresiva, en la cual expertos vaticinan la posibilidad de una conversación del senador floridano al mejor estilo “kafkiano” llegando en 2020 al Partido Demócrata. Ello implicaría repetir de forma exitosa el ciclo de Reagan, copiando su fórmula.

Trump, quien entendió poco de ajedrez en su vida, sería vencido por un Jaque Mate congresional en menos de 5 jugadas. Hoy, camina precipitado por un tablero, sin caballos y alfiles que lo defiendan. Los peones reales que lo acompañan traicionarán su bando. En el caso de Marco Rubio dejará de ser un peón rey, aspirando a coronarse y ya ha rehusado a continuar las órdenes de quien impere, logrará consumar su sueño, al menos volverá a postularse como candidato a la presidencia con mayores posibilidades de triunfo. En el 2020 si logra sacar del juego a Trump, si no, su corta edad le ayuda a esperar hasta el 2024.

Cuando llegue el momento viviremos una etapa de crisis en EE.UU. Las minorías sociales serán sometidas al maltrato de una clase poderosa que se fraguará con lo más bajo del sentimiento nacionalista americano. Se perseguirán artistas, intelectuales, negros, descendientes de judíos y mujeres. Revivirá el “mccarthismo” y se intensificará la xenofobia, la lucha contra el mundo árabe y occidente. Todo ello será dirigido desde la Casa Blanca si triunfase como presidente un individuo como este de origen confuso. En estas fechas solo podré pedir a mi señor “God, please, bless America”!


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