El pequeño Pablo, Pablo Manuel Iglesias Turrión, líder de Podemos, ha indignado al PSOE por robarle ahora, atribuyéndosela, la autoría de los SMS que facilitaron la inesperada derrota del PP en las elecciones generales del 14 de marzo de 2004.
La primera gran demostración de cómo pueden manipularse las masas en España al estilo goebbelsiano se produjo un día antes, el 13, con los MSM que llamaban a manifestarse contra el Gobierno popular en todo el país en la jornada de reflexión previa a las elecciones generales del 14. ¡Pásalo!
Los mensajes acusaban a José María Aznar y a su sucesor, Mariano Rajoy, de inducir los atentados del día 11 contra cuatro trenes de Madrid, que provocaron inicialmente 191 muertos y unos 1.500 heridos, muchos gravísimos, y de su mala interpretacion de lo que era ETA, tan cercana entonces de lo que ahora conocemos como yihadismo, esa ola de locura religiosa que puede arrasar nuestro mundo si no nos oponemos.
Así se rompió la legalidad que determina la reflexión del día previo a las elecciones y fue prueba de que, según en qué condiciones, unas masas enfervorecidas pueden lanzar un golpe de Estado.
Porque diez años después se ve que fue otro 23F, esta vez protagonizado por masas iracundas contra un PP que iba a repetir mandato según los sondeos medianamente creíbles (aunque últimamente casi todos son, más que mentira, una tomadura de pelo al ciudadano crédulo).
La indignación había infectado, contagiado, a todo el país, alentada además por la cadena de radio más escuchada, la SER, donde su estrella, Iñaki Gabilondo, incendiaba “a la buena gente”.
Cuidado. Porque puede repetirse el fenómeno innumerables veces usando Twitter, como ensaya Podemos estos días con una campaña viral, de virus.
Está enviando mundo adelante cientos de miles de mensajes de miles de sus militantes que exigen la destitución de un periodista que le hizo una pregunta molesta al pequeño Pablo.
Si quisiera podrían ordenar tomar TVE aplicando las habilidades de Goebbels que se atribuye, aunque el PSOE se las disputa, y eso sí que es peor, porque es pedir derechos de autor de un golpe de Estado.
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SALAS