Es una tradición, en casi todos los puertos de España, está aparcada una Golondrina, una pequeña embarcación turística que suele tener una o dos cubiertas y a veces con la parte inferior transparente o con ventanas para explorar el fondo submarino. Realizan travesías de corto recorrido alrededor del puerto de donde parten. Y Peñíscola no podía ser menos, solo que cuenta con la ventaja de que se puede disfrutar de este maravilloso pueblo, desde el mar.
Ya desde la salida del puerto, la vista es espectacular.
Siempre acompaña a la Golondrina, alguna gaviota, … o algún barco velero.