Revista Opinión

Golpe de efecto

Publicado el 15 febrero 2015 por Polikracia @polikracia

El pasado miércoles, el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, apartó al líder del PSM, Tomas Gómez, en un movimiento que causo indignación en el entorno del partido madrileño y que cogió, según sus palabras, por sorpresa al propio Gómez. Sánchez, que ya había avisado un día antes al líder de Callao de sus intenciones, alegó que los pésimos resultados cosechados en la región, unidos a las sospechas de irregularidades en las obras del tranvía de Parla, de la que fue alcalde, e implicaciones en la Operación Púnica, que habrían lastrado la imagen de la formación, eran las causas directas de su polémica decisión.

La reacción de Tomas Gómez no se hizo esperar, el socialista salió a explicarse en rueda de prensa junto a un puñado de acólitos, entre los que se encontraba el candidato a alcalde de la capital y amigo personal, Antonio Miguel Carmona, y culpó directamente al secretario general del PSOE de subirse “a caballo de una operación de desgaste organizada por la derecha solo para fortalecer su poder interno”. Las críticas, en tono muy duro, también se dirigieron al secretario de organización, Cesar Luena, y al diario El País, que, según Gómez, nunca le ha tenido simpatías.

El barullo montado en el PSM, y por ende en el PSOE, se saldó además con una surrealista concentración de militantes pro Gómez frente a la sede de Ferraz. La reunión, formada por no más de veinte personas, subió el tono cuando varios militantes, encabezados por Martu Garrote, entraron dentro del recinto y se encararon con compañeros. La situación no sobrepasó la anécdota, pero dejo entrever que la desesperación el seno de los socialistas es cada vez mayor.

Durante estos últimos días, el clima parece haberse calmado, y las ansias de Gómez por calentar el ambiente se han ido disipando, abandonando este su acta de diputado en la Asamblea de Madrid y poniéndose a disposición del partido. A partir de ahora el PSM estará dirigido por una gestora, liderada por el diputado Rafael Simancas, hasta que se elija, ya sea por primarias o a dedo, un candidato a solo cien días de las elecciones regionales madrileñas.

El torbellino en el que está envuelto desde esta semana el PSM ha dado pie a numerosas interpretaciones desde distintos sectores. Mientras en el PP lo ven como una oportunidad clave para los populares de mantener el despacho de Sol y en el PSM como una estrategia de Sánchez para controlar a la federación madrileña, en el PSOE nacional creen que es una demostración de la fuerza de Sánchez en un momento complicado para el partido y un empujón que puede dar la vuelta a los pésimos resultados que se anuncian para los de Ferraz.

Está claro que el secretario general de los socialistas debía de dar cuanto antes señales de liderazgo ante una Susana Diaz crecida por las encuestas, y casi más legitimada que éste, y unos barones cada vez más críticos con la suave posición de Sánchez ante un PP cómodo y en su salsa. Ahora bien, aunque es cierto que no existían ya razones para mantener a Gómez, las formas han denotado cierto nerviosismo en un PSOE perdido y temeroso ante la amenaza de la irrelevancia política.

En los próximos días, el partido deberá establecer cuanto antes sus líneas maestras a seguir para conquistar la región y eso pasa indudablemente por la elección inminente de un candidato que pueda, ya no tanto recuperar al votante desencantado, tarea algo complicada, sino mas bien no alejar al electorado que aún conserva. La forma más democrática y aceptable de cara a la opinión pública son las primarias, a ser posible abiertas, como demandaba Carme Chacón, pero los tiempos son cortos y seguramente se optará por una solución intermedia materializada en una elección consensuada que puede contentar a la mayoría.

Para la pugna, suenan nombres como el del ex ministro de Educación con Zapatero, Ángel Gabilondo, que, según últimas informaciones, habría supeditado su candidatura a que no se celebrasen primarias. Otras posibles opciones que se han barajado son Maria Teresa Fernández de la Vega, ex vicepresidenta del Gobierno en la era Zapatero, aunque la lista de posibles candidatos no está, ni de lejos, cerrada.

Lo que está claro es que el PSM debe renovarse y comenzar una carrera hacia delante que le lleve a disputar al PP y a Podemos la región española más cotizada. Ya no hay nada que perder y mucho que ganar, de su estrategia dependerá que mejoren los resultados e incluso se alcen como primera fuerza o que terminen por quedarse como una formación testimonial que haga renacer los fantasmas de la irrelevancia que persiguen al PSOE desde la irrupción del partido de Iglesias.

Por lo que a Sánchez respecta, el resultado de las elecciones autonómicas madrileñas será esencial para saber si su estrategia ha sido adecuada o no, pero desde luego el golpe que ha dado sobre la mesa contribuye a que su palabra sea más respetada y escuchada y a que la imagen de político sumiso y carente de personalidad, que algunos le han atribuido, se diluya mejorando, por ende, la imagen del partido


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