Uno de los grupos que programó el asalto al Congreso el pasado 25 de septiembre, aunque después redujo sus ambiciones proponiendo rodearlo, llama ahora a asediarlo y aislarlo indefinidamente a partir del 25 de abril para provocar “La caída del régimen”.
Aunque la acción no sea igual a la de Tejero, sigue la “Técnica del Golpe de Estado” que escribió de Curzio Malaparte en 1931 para describir la toma del poder por el fascismo y el nazismo al desestabilizar las democracias provocando el caos como tratamiento contra sus fallos y defectos.
Una estrategia en la que están embarcados algunos movimientos sociales que van inundando el país manejados por radicales aparentemente apacibles, como los acosadores de Ada Colau y similares.
En la fecha de la revolución portuguesa contra la dictadura de 1974, los convocantes llaman a aislar a los diputados hasta que “dimita el Gobierno, se disuelvan las Cortes y caiga la Jefatura del Estado”.
Después prometen una Arcadia Feliz con “la apertura de un proceso de transición hacia un nuevo modelo de organización política, económica y social, verdaderamente justo y solidario”.
Estos movimientos hacia el vacío y la anarquía teóricamente no deberían preocupar demasiado por su pequeño número.Pero agrupados suman muchos miles de personas.
Como el pasado 25 de septiembre, cuando se situaron varios días cerca del Parlamento y obligaron a la policía a aislar distintas calles y al importante hotel Palace.
En medio de gente común, indignada por diferentes motivos, aparecían los crecientes antisistema violentos, entre ellos los de La Heine (el odio), ultraizquierdistas radicales, “hooligans”, filoterroristas y los pescadores en río revuelto: dirigentes del Partido Comunista, como Cayo Lara.
Las noticias tras el 25 de abril en todo el mundo serán sobre cargas, represión de esos violentos presentados como mártires y todo lo que repita la incendiaria imagen de los disturbios de Grecia; y también, a poder ser, a los de 1936, previos al levantamiento de Franco.
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JAMES SKINNER EN HACKWRITERS
Este mes de abril James Skinner analiza la relación entre la justicia y la política en España y en solamente 2.211 palabras le hace una resonancia magnética y un estudio de ADN que detecta todos sus males.
La mezcla de justicia, política, corrupción, lentitud legal, abuso del sistema y todos los demás males españoles resultan claros como un día de sol. Hay que leer a Skinner para vernos en el espejo.
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SALAS