Revista Opinión
¡Quieto todo el mundo! Se va a reformar la Constitución. La Carta Magna. El Santo Escrito. La Intocable. Ese papel con el que todos los gobernantes se han limpiado el culo y que no se iba a tocar nunca porque era muy dificil... o eso nos contaban.
Eso que llaman los mercados siguen decidiendo que no les basta con los sacrificios que, medida tras medida, recorte tras recorte, son obligados a realizar los de siempre. Quieren más. Son insaciables. Y no van a parar si no se les para.
Zapatero propuso ayer reformar la constitución para establecer en ella el techo de gasto. ¿Que qué es eso? Pues simple y llanamente limitar el gasto público. A mucha gente, sin duda influenciada por el simplismo de las propuestas y la desinformación de los medios, le puede sonar incluso hasta bien. Pero, ¿qué es lo que significa limitar el gasto público? Significa recortar el gasto social y darle la última estocada al maltrecho Estado del Bienestar.
Limitar el gasto público (y, por ende, recortar el gasto social) implica suprimir o meter la tijera a todo aquello que es "deficitario" para el Estado (sanidad, subsidios, pensiones...).
Con la excusa del techo del gasto, el Gobierno en cuestión puede aplicar las medidas de recorte amparandose en la propia Ley de Leyes.Cuando recorten las pensiones, dirán que la Constitución pide limitar el gasto público. Cuando establezcan el copago sanitario, dirán que el Estado gasta mucho para mantener la sanidad. Cuando recorten la prestación por desempleo, su excusa será que el déficit que ello genera es muy alto. Y así con todo.Al final, la excusa de "porque lo dicen los mercados" se transformará en "porque lo dice la Constitución". Se busca que la gente no piense en que son los mercados los que presionan para recortarnos derechos sociales, si no que es la propia Ley la que obliga a ello.
Además, hay que decirlo claro: es un golpe de Estado a la soberanía. Y no me invento nada. El propio portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, lo dijo ayer bien claro y ante las cámaras: "hay que ceder soberanía para ganar solvencia".
Y yo me pregunto, ¿ceder soberanía? ¿No es eso algo suficientemente trascendental como para que lo vote la gente? Según el artículo 1.2 de nuestra Constitución, "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado".
Es un golpe de Estado, que no necesariamente debe ser militar o con armas. Merkel y Sarkozy aceptan la propuesta para calmar los mercados y trasladarsela a Zapatero. Este habla con Rajoy (que lo ve bien) y con Rubalcaba (que también lo ve bien). Después, el presidente lo lleva al Congreso y, sin posibilidad de que el pueblo se exprese, se llevará a cabo.¡Y todo para ceder soberanía! Es decir, para ceder poder.
Todo esto se hará con el beneplácito de los dos grandes partidos (PP y PSOE) y el apoyo, necesario, de UPyD (que lo ha aplaudido) y los socios habituales del gobierno.Los que votarán en contra serán IU, ICV, BNG y ERC. Lo que queda de izquierda en el congreso.
Pero, además, dentro del PSOE hay cierta convulsión por este tema. Eran algunas las voces críticas que ayer salían en Twitter pidiendo explicaciones para saber dónde se ha decidido tal medida. Es decir, dentro del PSOE hay gente que sabe que la medida es una bajada de pantalones ante el neoliberalismo y la derecha europea (donde se encuentra el PP).
¿Alguna solución? Oponerse y rebelarse. En las calles y en las urnas. Hay que dar un golpe de efecto para devolver la soberanía a quién siempre debe pertenecer: el pueblo.Hay que organizar marchas y movilizaciones, todavía más intensas que las ya vividas, que muestren el más firme rechazo a una reforma de la Constitución que, además de regalar la soberanía a los mercados, no ha sido refrendada ni abierta a debate público.Y organizar, con ellas, el frente cívico que sea alternativa de poder.
No nos andemos con tonterías y tengamos altura de miras, que los tiempos la requieren.