Los hijos nos dan las mayores alegrías pero también los mayores sustos. De estos últimos, con nuestro hijo pequeño hemos tenido unos cuantos. Hoy os cuento el gran golpe en la cabeza que se dio un día que acabó en Urgencias y con dos puntos de sutura.
Por desgracia, los golpes en la cabeza no son infrecuentes en niños: ¿cómo hay que actuar? ¿qué hay que vigilar? ¿cuándo hay que ir a Urgencias tras un golpe en la cabeza? Si tienes hijos, esto te interesa. ¡Quédate!
Golpe en la cabeza. Trasto nos da un buen susto
Cuando Trasto apenas tenía 17 meses nos dio un gran susto: un tremendo golpe en la cabeza. Aún tiemblo al recordarlo. Y es que los golpes en la cabeza en niños, aunque no son infrecuentes, cuando ocurren siempre nos acaban preocupando mucho.
Muchas veces pienso que Trasto es, sin duda, una palabra que lo define muy bien. Desde bien pequeño ha sido un niño muy inquieto, curioso y travieso. No para quieto ni un solo segundo del día. Le gusta escalar por los muebles, subirse a las sillas, correr encima del sofá, saltar en la cama… y todo ello, mientras nosotros estamos al borde del infarto día sí y día también.
Su hermano era mucho más tranquilo en este aspecto, con él nunca tuvimos ningún «susto» grande. Las caídas, golpes y chichones habituales en los niños, pero nada fuera de lo común.
Trasto, además, ha tenido un desarrollo psicomotor muy rápido. En este post os hablé sobre ello. Con 3 meses se volteaba sobre sí mismo. Empezó a gatear con 6 meses. Con 9 meses era capaz de mantenerse en pie sin apoyos y con 10 meses comenzó a caminar. Os podéis hacer una idea de la destreza y agilidad que ya poseía el día que ocurrió el golpe en la cabeza.
Han pasado los meses pero aún recuerdo el miedo que pasé aquel día. Ver a tu hijo sangrar y llorar sin parar es una experiencia muy desagradable. Afortunadamente no fue nada grave y el golpe, como os voy a contar a continuación, no tuvo consecuencias más graves.
Aquel año sin duda quedará marcado por los grandes sustos que nos dio nuestro hijo pequeño. El que hoy os voy a relatar aquí y otro que sucedió apenas dos meses después y que también nos hizo temblar de miedo: una convulsión febril. Tengo que escribiros un post sobre ello, sin duda, uno de los peores momentos que hemos vivido.
¿Cómo sucedió el golpe en la cabeza?
Os cuento un poco cómo sucedió todo. Trasto si algún día, cuando pasen los años, lees este post, espero que vengas a buscarme y me des un beso enorme por todos los sustos que nos has dado (y que nos darás).
Estábamos en casa Trasto y yo solos. Era un día laborable, papá estaba en el trabajo y Gordito en el colegio. Casi era la hora de salir de casa para recoger a Gordito a la salida del cole. Yo estaba sentada en el sofá y Trasto estaba jugueteando por el salón.
Os he contado ya que no para quieto, ¿verdad? Pues eso, en un momento se puso a dar vueltas sobre sí mismo. No sé porque le gustaba ese juego. Se ponía a girar y girar hasta acabar mareado y se partía de la risa. A mí el jueguecito no me hacía la más mínima gracia porque veía que en cualquier momento se podía caer al quedarse mareado.
Hago un inciso para confesaros que a mí también me encantaba hacerlo de pequeña junto a mis primos. Jugábamos a ver quién era capaz de dar más vueltas sobre sí mismo sin caerse. Recuerdo hacerlo en casa de mi abuela mientras nos partíamos de risa, ¡a veces incluso llegamos a vomitar del mareo! ¿Les gusta hacerlo a vuestros hijos o es algo genético de mi familia?😂
Un momento que costará olvidar.
Pues bien, lo vi cómo daba un par de vueltas sobre él mismo. Me levanté del sofá para ir a pararlo. Pero antes de que llegara a él, Trasto resbaló. Cayó totalmente hacia atrás. Con la mala fortuna que se fue a golpear la cabeza con el borde de un mueble de nuestro salón.
El sonido del golpe en la cabeza contra el mueble me hizo sospechar al instante de que aquello le había tenido que doler muchísimo. Comenzó a llorar mientras seguía tumbado en el suelo, a llorar muy fuerte. Enseguida lo cogí en brazos y cómo ya había hecho en otras ocasiones cuando se había dado algún golpe, lo llevé al cuarto de baño con el fin de echar algo de agua en la zona del golpe en la cabeza de mi niño.
Por el pasillo hasta el cuarto de baño lo iba consolando y abrazando mientras él no paraba de llorar. Pensé que el golpe había sido muy fuerte y que seguramente le saldría un buen chichón. Una vez en el baño cogí agua con mis manos y se la acerque al sitio donde yo creía que se había dado. Entonces fue cuando al separar mi mano de su cabeza para volver a echarle más agua vi mi mano llena de sangre.
Miedo y sangre.
Lo que sucedió a continuación ya lo recuerdo de manera borrosa. Al ver la sangre sentí un miedo tremendo. Aquel golpe en la cabeza había sido mucho más grande de lo que imaginaba. Enseguida supe que se habría abierto una brecha.
No sabía muy bien qué hacer. Cogí la primera toalla limpia que encontré en el baño y se la puse sobre la zona donde había sangre. Presioné la herida durante unos segundos interminables. Al retirar la toalla vi cómo la toalla estaba empapada y la sangre seguía saliendo mientras Trasto no paraba de llorar.
Había que ir al centro de salud, imaginé que la herida necesitaría puntos de sutura. En aquel momento no me paré a mirar cómo era. Busqué un paño limpio más pequeño que aquella toalla de baño y presionando la herida salí de casa. Al salir por el pasillo vi cómo había gotas de sangre por el suelo que en un primer momento no había visto. Os podéis imaginar el miedo y la preocupación con la que salí de casa.
Al bajar las escaleras caí en la cuenta de que Gordito estaba a punto de salir del colegio y yo no iba a llegar a tiempo a recogerlo. Como pude llame a mi marido por teléfono para contarle qué había sucedido y avisarle de que llamara a alguien para recoger a Gordito.
Camino a urgencias.
Con Trasto en brazos porque no dejaba de llorar y yo no quería dejar de presionar la herida para intentar detener la hemorragia, salí de casa camino del centro de salud. Más de 13 kilos de peso sujetos solo con un brazo. El centro de salud de mi ciudad no está demasiado lejos de mi casa, aún así el camino se me hizo eterno. Llegué al centro de salud casi sin respiración, por el susto y por la carrera con él brazos.
Al verme llegar salieron unos enfermeros a mi encuentro y nos llevaron a una sala. Casi no podía articular palabra y Trasto seguía llorando. La enfermera cogió a Trasto y vimos que la herida al menos ya no sangraba tanto.
Tuvo que cortarle el pelo para poder ver bien lo que se había hecho. La herida impresionaba, pero no era tan grande como yo había pensado, un par de centímetros. Los bordes estaban separados, así que era evidente que iba a necesitar puntos de sutura.
Trasto para entonces ya estaba algo más calmado. Lo cogí en brazos mientras la enfermera preparaba todo y aunque seguía llorando, lo notaba un poco más tranquilo. Pobre, no sabe lo que le espera ahora, pensé. Con la fuerza que tiene sabía que sujetarlo para poder suturar su herida no iba a ser agradable. Y allí, sujetando a Trasto entre tres personas, la enfermera le puso dos puntos de sutura. ¡Menudo mal rato!
En ese momento, mi marido llegó al centro de salud. Menos mal, porque yo me sentía sin fuerzas para volver a casa con Trasto en brazos. Como había sido un golpe en la cabeza, la médico nos explicó qué teníamos que vigilar y tener en cuenta durante las próximas horas. La enfermera también nos dijo cómo curar la herida.
Vigilar en casa.
Todo había pasado. El primer susto grande que nos había dado el peque de este tipo. ¡Y vaya susto! Salimos de allí con Trasto ya más tranquilo. A mí todavía me temblaba el cuerpo entero. Solo tenía ganas de recoger a Gordito, volver a casa y descansar.
Trasto estaba bien. No parecía molestarle ni dolerle, cuando llegamos a casa seguía juguetón y revoltoso. ¿De qué pasta están hechos estos niños? Aquel día estuvo un poco más quejica, pero nada fuera de lo habitual. No tuvo ningún síntoma extraño, afortunadamente.
Los días siguientes lloraba al curarle la herida o cuando se daba en ella sin querer, pero nada más. 7 días más tarde volvimos al centro de salud y le quitaron los dos puntos. Ea, por fin todo había terminado. Ahora tiene una bonita cicatriz que nos recordará lo Trasto que era de pequeño.
Golpes en la cabeza en niños y bebés.
Y es que los golpes en la cabeza en los niños son muy frecuentes durante la infancia. Los traumatismos craneoencefálicos constituyen uno de los accidentes más frecuentes en esta etapa de la vida.
De hecho, el 50% de los traumatismos craneales registrados se producen en menores de 15 años de edad. El verano, además, por ser la temporada del año en la que los niños realizan más actividades al aire libre, es la época del año donde más se suelen producir. Aquí podéis encontrar más información sobre este tema.
Golpes en la cabeza por caídas
Los golpes en la cabeza suelen producirse por caídas. Son muy frecuentes en niños pequeños, que empiezan a dar sus primeros pasos.
También son habituales las caídas accidentales desde pequeñas alturas: desde el cambiador, desde el sofá, de la trona, del cochecito de paseo, desde la cuna. Es por ese motivo que nunca debemos dejar a un bebé o niño pequeño en una superficie elevada sin supervisión. En un momento puede ocurrir una desgraciada caída.
Son frecuentes también los traumatismos craneales por accidentes con patines, patinetes o bicicletas, por ello siempre es importante recordar el uso de casco cuando se usen estos vehículos.
Los golpes en la cabeza siempre son un motivo de preocupación para los padres. Dan miedo por la posibilidad de que se produzca una lesión importante a nivel cerebral. Aunque lo más habitual es que no revistan gravedad, sobre todo si se han producido desde poca altura y sin velocidad.
¿Qué es un traumatismo craneal?
Un traumatismo craneal se refiere a los golpes en la cabeza, aquellos producidos sobre los huesos del craneo.
Pueden ser leves (afortunadamente la inmensa mayoría), moderados o graves, pudiendo afectar tanto a los huesos, como al contenido del craneo, es decir, al cerebro.
Golpes en la cabeza en bebés menores de un año
Los niños menores de un año tienen más riesgo de padecer una lesión cerebral tras un golpe en la cabeza. Los bebés menores de 6 meses que sufren un golpe fuerte en la cabeza deberían consultar de forma urgente al pediatra tras el golpe.
Los bebés de esa edad tienen aún algunas fontanelas abiertas, lo que significa que esa zona del craneo esta más «desprotegida». Si tras un golpe en la cabeza notamos un abombamiento de alguna de sus fontanelas, deberemos buscar atención médica urgente en el hospital más cercano.
El abombamiento de una fontanela en un bebé tras un golpe en la cabeza es un signo de alarma que requiere atención médica urgente
De igual modo , si el bebé ha sufrido una caída o golpe en la cabeza pero aparenta estar bien y sus fontanelas no están abombadas, prácticamente se descarta la existencia de una hemorragia o daño cerebral importante. Así que, busca atención médica, pero con tranquilidad.
Efectos tras un golpe en la cabeza. ¿Qué puede suceder?
Sobre todo si el golpe en la cabeza ha sido fuerte pueden suceder varias cosas:
– Llanto:
Evidentemente este tipo de golpes son dolorosos. Los niños llorarán debido al dolor y al susto tras la caída. El llanto puede ser inmediato tras el golpe, o pueden quedarse como «aturdidos» unos segundos y después romper a llorar fuertemente.
– Dolor de cabeza:
La zona puede quedar bastante dolorida, ocasionando molestias. Se puede administrar ibuprofeno o paracetamol para aliviar el dolor tras el golpe en la cabeza.
-Vómitos:
Sobre todo si el niño ha llorado muy intensamente, se pueden producir vómitos. En este caso es recomendable acudir a Urgencias para que se realice una valoración.
– Chichones:
Algo muy habitual tras los golpes en la cabeza es la aparición de un buen chichón. Pocos son los niños que pasarán su infancia sin lucir uno de ellos en su frente.
La gravedad del golpe no está relacionada con lo grande que sea el chichón. Aunque es un síntoma que suele alarmar a los padres.
Afortunadamente casi nunca que se produce un chichón existe al mismo tiempo una lesión cerebral. El chichón se produce porque hay un sangrado por encima de los huesos del craneo. Ese sangrado no afecta al cerebro.
Lo que puede ocurrir en algunos casos es que bajo el chichón se haya producido una fractura craneal. Si el pediatra que atiende a nuestro hijo tras el golpe en la cabeza tiene alguna sospecha de que esto haya podido ocurrir, realizará las pruebas necesarias para descartar o confirmar la fractura.
La cabeza viene diseñada para resistir a los golpes. La frente, que es el sitio de la cabeza que con más frecuencia recibe golpes, es el hueso más duro del cuerpo. Sí, los chichones en la frente son muy llamativos y alarmantes, pero casi nunca presentan más complicaciones.
Los golpes en los laterales o en la parte posterior de la cabeza son más peligrosos, puesto que los huesos de estas zonas no son tan resistentes.
– Heridas:
Como en el caso de Trasto, tras un golpe en la cabeza puede producirse una herida, que puede o no necesitar sutura.
Si se ha producido una herida intenta mantener la calma. Lo sé, no es nada fácil. La sangre es muy escandalosa y nos alarma muchísimo. Presiona la herida con un paño limpio para intentar detener la hemorragia. Si los bordes están muy separados o la herida no deja de sangrar, busca atención sanitaria, es probable que necesite puntos de sutura.
Síntomas tras un golpe en la cabeza.
Pueden ser varios los síntomas que se produzcan en los niños tras un golpe en la cabeza. Los síntomas pueden estar relacionados con las circunstancias en las que se produjo el golpe: la altura de la caída, la velocidad, la zona donde se produce el golpe.
Ya hemos visto que puede haber dolor, llanto, inflamación de la zona, hematoma o sangrado si se ha producido una herida.
Pero pueden existir algunos otros síntomas que pueden indicar que el golpe ha sido más grave, en cuyo caso deberíamos acudir de urgencia a buscar asistencia médica.
Síntomas de alerta. ¿Cuándo hay que acudir a Urgencias tras un golpe en la cabeza?
Debemos acudir a buscar asistencia médica de urgencia si tras un golpe en la cabeza el niño presenta uno o varios de los siguientes síntomas:
– Pérdida de conciencia: si el niño pierde el conocimiento tras el golpe deberíamos acudir a Urgencias para realizar una valoración.
– Vómitos repetidos.
– Convulsiones.
– Desorientación o confusión.
– Visión borrosa o cualquier otro tipo de alteración visual o de la pupila.
– Alteración del habla.
– Llanto que no cesa o irritabilidad.
– Problemas de coordinación o problemas para caminar o mantenerse en pie.
– Debilidad o adormecimiento de algún miembro.
– Dolor de cabeza intenso que no cesa tras la administración de paracetamol o ibuprofeno.
– Sangrado por nariz u oídos.
– Somnolencia excesiva: está muy extendida la idea de que no se debe dejar dormir a un niño que ha recibido un golpe en la cabeza. No es necesario mantenerlos despiertos. Si es la hora de dormir o de la siesta podemos dejar que descansen y se recuperen.
Solo debemos observar que al despertar lo hacen con normalidad y no aparecen ninguno de los síntomas anteriores. Si es por la noche podemos despertar al niño cada 4 horas para comprobar que su comportamiento sigue dentro de la normalidad.
Si tiene dificultad para despertarse o se duerme de repente incluso mientras le hablamos, debemos consultar.
– Cualquier otro síntoma extraño o anormal que observemos.
¿Qué hay que observar tras un golpe en la cabeza?
Si el niño se ha golpeado en la cabeza, no muestra ningún síntoma extraño, y se encuentra bien tras el susto inicial, podemos observarlo en casa, no es necesario acudir siempre a Urgencias. ¿Qué podemos hacer?
– Mantenerlo en un ambiente tranquilo y con constante supervisión las siguientes 24-48 horas tras el golpe. Si aparece en algún momento alguno de los síntomas de alarma consultar con el pediatra.
– Se puede administrar frío local si hay algún hematoma o chichón.
– Dar ibuprofeno y paracetamol para tratar el dolor y la inflamación que se producen tras el golpe en la cabeza.
Existen pocas probabilidades de que se produzca una lesión grave en las siguientes horas si el niño tras el golpe inicialmente se encuentra bien. Aún así es muy importante vigilar la aparición de cualquier síntoma extraño al menos en las primeras 24 horas siguientes.Encabezado
¿Qué hago si mi hijo se golpea la cabeza?
Los golpes en la cabeza son algo muy habitual durante la infancia. Con mucha probabilidad nuestros hijos se llevaran alguno de ellos en sus primeros años, afortunadamente sin mayores consecuencias que un buen susto y un chichón.
Los niños son niños, deben aprender, jugar, explorar. No podemos tenerlos metidos en una burbuja ni con un casco puesto las 24 horas (aunque yo a veces pienso que esa opción nos hubiera venido genial con nuestro pequeño Trasto😅). Se caerán, se levantarán, nos darán mil y un sustos.
Lo importante es saber identificar el riesgo para minimizar todo lo posible las posibilidades de un accidente y saber cómo actuar si finalmente sucede.
Si nuestro hijo se da un golpe en la cabeza, hay que intentar mantener la calma.
Sí, lo he vivido, sé que no es nada fácil. Respira hondo, si nuestros hijos nos ven alterados y nerviosos, ellos también se pondrán así.
Intenta recordar cómo ha pasado todo por si tuvieras que contárselo al médico, consuela a tu hijo y una vez más tranquilos valora la situación
Conociendo los síntomas de alarma podremos saber cuándo es necesario acudir a Urgencias. La mayoría de las veces no serán graves. Aunque el susto ya no te lo quita nadie, ¿verdad?Párrafo
¿Se han llevado algún golpe en la cabeza vuestros hijos?