Si piensas que no hay por dónde agarrar el libro y no tienes nada ni interesante ni positivo que decir, ¿por qué hacer una crítica? Todas las reseñas proporcionan al libro una publicidad que le viene muy bien y es una pena desperdiciar espacio con un libro pretencioso o deshonesto cuando podrías estar diciendo algo de valor sobre una lectura que lo merece. La excepción a esta regla serían las obras de escritores consagrados que se aguardan con expectación, cuando todo el mundo espera el veredicto de los grandes críticos.
P. D. James, visto en esta entrada del blog Bienvenidos a la fiesta.
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Cuando se trata de literatura infantil, es dificilísimo encontrar una crítica mala de un texto, a quien no le ha satisfecho simplente no habla de él. Por lo tanto los lectores tenemos que escoger entre obras de las que nadie opina, no se sabe si por desconocimiento o porque no suscitan interés y otras que cuentan con opiniones siempre positivas y tratar de distinguir entre estas últimas la verdadera admiración por un cuento o unas ilustraciones, del mero peloteo a la editorial por otros intereses.
Comentario de Iona en esta entrada del blog de Darabuc.
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La crítica debería hacerse fuerte en dos funciones concretas: 1. Señalar los libros que, puntualmente, reflejan el espíritu de su tiempo y que ningún lector debería perderse. 2. Contrarrestar el éxito de otras novelas que, menos puntualmente - de hecho, de forma habitual -, embrutecen el acto mismo de leer y abaratan el arte literario. Esta segunda función es la que la crítica literaria actual en España ha dejado por completo de satisfacer, ya sea por esnobismo, ya por presiones empresariales, ya por cobardía.
Alberto Olmos, en el Babelia del pasado 26 de noviembre, dedicado a la crítica.
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Estos días ha coincidido la jornada de formación de críticos de la revista Faristol con reflexiones en varios medios sobre el tema. ¿Críticas negativas, sí o no? Personalmente, ya saben que no las encontrarán por aquí (me niego a embrutecer este espacio con los libros que no valen la pena - al silencio con ellos), y en general me da bastante rabia perder el tiempo reseñando libros negativamente (últimamente solo lo hago para Faristol y por obligación profesional - si me encargan la reseña, me la pagan - algo que por desgracia parece ser poco común - y el libro me ha parecido horroroso tengo pocas alternativas, ¿no?). En un mundo en el que el marketing tiene tanta fuerza me pregunto si sirve de algo la crítica negativa... ¿Qué puedo hacer yo contra la maquinaria de Gerónimo Stilton - por ejemplo?
Son de esos temas a los que vuelvo de vez en cuando, especialmente por estas fechas, para los que no tengo respuesta, pero sobre los que me gusta reflexionar e intentar tomar alguna decisión que dé sentido a mi yo crítico/reseñista.