Días muy intensos me han tocado vivir como un ser humano que está en la periferia de la periferia de la periferia (triple marginación sistémica) A la par que se conmemoraba cinco años de una masacre de 400 personas en el supermercado Ycuá Bolaños (1 de Agosto de 2004) se tenía que soportar la derogación de un decreto presidencial que ponía más controles y algún límite al genocidio agroquímico que se está sucediendo en Paraguay desde hace años y que provoca la muerte de algunos niños cada varios meses en varias zonas del Paraguay, sin mencionar los cientos de bebés que nacen deformes por la contaminación agroquímica y los miles de paraguayos que padecen todo tipo de enfermedades crónicas; agregando las decenas de sospechosas muertes por cáncer que se dan en las ciudades paraguayas.
Las promesas del gobierno de Lugo se hicieron añicos con la anulación definitiva del decreto 1937. Un decreto que regulaba la protección ambiental y de salud pública, el cual fue calificado de "marxismo" por algún trasnochado ultrarreaccionario nada periférico por cierto, al estar en el propio gobierno de Lugo. En realidad solo reflejaba la postura de los ultrarreaccionarios del planeta, que buscan revivir la Guerra Fría del siglo XX, la absurda guerra ideológica que impusieron para sumir en la ignorancia a los pueblos. Los ultrarreaccionarios son por naturaleza retrógrados, a los problemas futuros los resuelven con esquemas del pasado. Así se hizo en Honduras, dónde los golpistas (apoyados por la "mass media" mundial) recurren a la guerra sucia que aún se enseña en los cuarteles de EE.UU., la misma guerra sucia del siglo XX, que se aplica aún en Irak, en Afganistán, en Palestina y ahora en Honduras.
Siempre el "terrorismo mediático" antecede a la represión policial-militar, a la violencia social y a las guerras imperiales. La fuente de poder de todo este aparato no es el capitalismo, que es solo una consecuencia más, la fuente de poder es la actual cultura egoísta, la que sustenta la cultura de la violencia imperante (por cada dólar que se invierten en campañas pacifistas y sociales, se invierten dos mil dólares en armas y campañas de violencia y guerra) Esta cultura del egoísmo violento tiene sus raíces en el limitado y mediocre uso que le damos a nuestro cerebro, es nuestra conciencia básica limitada a lo puramente instintivo. Esta conciencia es la que genera la lucha de clases o, mejor dicho, la guerra social de los privilegiados contra los marginados.
El caso Ycuá Bolaños es el más claro ejemplo de esta guerra social, así me comentó uno de los coordinadores de las víctimas de la tragedia del 1 Agosto. Siendo empresario, reconoce la existencia de la lucha de clases o guerra social, dónde el poder judicial impone el Derecho Penal del Enemigo Pobre (pobres siempre delincuentes, ricos siempre inocentes). Este coordinador de víctimas de la actual cultura mira a la socialdemocracia como la única alternativa. En realidad la socialdemocracia ya fracasó como medio para superar la actual cultura, es solo un esquema socioeconómico y político para suavizar la guerra social y la cultura egoísta. A su vez el simple socialismo lineal ignora la real dimensión del desafío de superar esta cultura violenta, se centra en las ramas (capitalismo y estado represivo) pero no en la raíz (falta de desarrollo de la conciencia y de una nueva cultura) En los pocos países puramente socialistas la corrupción y la burocratización elitistas dan continuidad a esta tendencia primitiva de la humanidad.
Desde las estructuras de la Iglesia Católica han ofrecido una solución bonita: La Civilización del Amor, del amor fraternal lógicamente (no simplemente del amor sexual, que eso abunda en una forma muy primitivizante) Pero no han pasado de un mero cliché por no plantearse ese cambio desde un enfoque científico-crítico de la realidad social. No pueden, ya que las religiones son un elemento más del sistema primitivo actual (más que re-ligión y re-ligar, se necesita una re-liberación integral) Justamente, desde la ciencia se ha descubierto la importancia trascendental de la fe espiritual como fuente de desarrollo de la conciencia. El problema no es la espiritualidad, el problema está en los dogmas religiosos que limitan esa espiritualidad y a la conciencia por tanto.
Necesitamos una Civilización de la Conciencia Altruista, que deba empezar por una Pedagogía Liberadora Integral, una Revolución Cultural de la Solidaridad, basada en la ciencia crítica y en una espiritualidad racional. Esta pedagogía liberadora necesariamente debe empezar por abajo, desde la periferia y su difusión debería ser masiva. No se trata simplemente de recuperar valores, sino de generar nuevos valores. No se trata solo de aprender conceptos políticos y organizarse por la defensa de nuevos valores socialesaltruistas, se trata de cambiar nuestra manera de pensar y usar nuestro cerebro a través de métodos efectivos (meditación y otros)
Esta revolución cultural urge, porque el planeta está siendo devastado ecológicamente y la naturaleza ya empieza a pasarnos la factura, con un cataclisma apocalíptico en puertas. No temamos al concepto de "revolución cultural" porque solo se trata de adoptar y difundir un nuevo estilo de vida radicalmente distinto al que llevamos actualmente. Si nos seguimos asustando por el cambio, el planeta hará su revolución y sus cambios, aplastándonos en el proceso.