Revista Cultura y Ocio
Por fin, tras varios días de revisión y puesta a punto, he publicado mi tercer libro de poemas. Si en Poemas Primeros transcribía mis versos de juventud y en Poemillas y cuentos escolares recopilaba las composiciones escolares de treinta años, en Golpes y caricias selecciono los mejores, todos ellos inéditos en papel aunque algunos fueron publicados en el blog "Digipoemas", del que a partir de ahora serán retirados.
La autoedición de un libro es laboriosa y exige tiempo, ilusión, paciencia y no poca resistencia a la frustración. A la tarea de releer, corregir o modificar tus viejos escritos se une la pelea con el editor de textos (el diseño de la página, la elección de tipo de letra, el formato de las imágenes, el ajuste de párrafos) y después la conversión de tu archivo al formato "pdf", que es el admitido por la editora on line. No quiero detallaros mi batalla con los distintos tipos de fuentes (restringidas, editables, instalables, imprimibles, incrustables...) ni los numerosos borradores que tuve que rehacer al pretender asignar a cada poema un tipo de letra "con personalidad" o una imagen de apoyo adecuada. Y cuando, por fin, tu pdf (convertido on line por un portal que quizá me haya incrustado un virus en algún recóndito órgano vital de mi ordenador, pues la analítica de word me avisa de acciones anormales y de posibles intrusos) está listo, falta aún el diseño de la portada ¡que lleva horas! Primero el archivo ha de ser "muy grande" (no hay muchas imágenes de esos tamaños gigantescos así que hay que ampliar) y debes darle un toque creativo con lo que no queda más remedio que quemarte las pestañas con photoshop. Luego está la gestión con el portal de los editores y el trasiego de archivos hasta que todo queda perfecto. ¡Y ya está!, tienes tu flamante libro publicado. Finalmente ajustas su venta al precio de coste (12,46 €), un precio de ganancia cero. Regalas tu trabajo e inspiración por amor al arte (o por narcisismo) cobrando un salario Van Gogh. No es que aceptes que te despojen de tus derechos de propiedad intelectual: ¡es que agradeces que los saqueen!Tengo ya perdida toda esperanza sobre las ventas de alguno de mis libros. Los coloco poco a poco, entre familiares y amigos. Los regalo con la sensación de que los aceptan por no contrariarme, casi como una penosa obligación. No me parece que se valoren demasiado (¡Si supieran el esfuerzo, la esperanza que deposito en ellos!) Y encima, tienen una calidad más que aceptable (está mal que yo lo diga, pero pienso que es así) ! No son estos buenos tiempos para la lírica.
En estos versos respiran los sentimientos, se duelen los golpes, se gozan las caricias, se confiesan los pecados, se gritan las frustraciones y se canta al amor. Los poemas se pueblan de niños, de corazones, de pólvora dispuesta y encendida, de payasos tristes, de dragones despechados... Se interpela al hombre, se admira a la naturaleza, se invoca a Dios, se habla consigo mismo. ¡Qué os voy a decir: es poesía!
Termino con una breve estrofa que sirve de introducción a este volumen, quizás entendáis mejor el título:
“Me abrí el pecho
y saqué mi corazón.
Pensé:
Ahora las caricias
serán más dulces
y los golpes más duros.”