
Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888, - Buenos Aires, 1963) fue una vanguardia en sí mismo. Su novela "El caballero del hongo gris" es, de las 18 que escribió, la que toca el tema del mundo financiero satirizando su vana superficialidad y apariencia. La novela en cuestión aparece en 1928, momento en que las vanguardias artísticas están en plena ebullición. Concretamente en España es el momento en que los miembros de la denominada Generación del 27 vienen de realizar el homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla y en que los cafés son los lugares de reunión de jóvenes intelectuales que viven entusiasmados dentro del mundo artístico de la literatura, la música y la pintura. En estos cafés se organizan tertulias en torno a un maestro, un líder creador intelectual. Gómez de la Serna es el oficiante de algunos intelectuales que se reúnen en torno a él en el famoso Café de Pombo hoy desaparecido del que Gutiérrez Solana, partícipe en él, dejó reflejado en cuadro inmortal.
En esta novela encontramos a Leonardo, un joven vividor, que decide comprarse un sombrero, en concreto un hongo gris, a fin de adoptar un aspecto de caballero respetable que le sirva para mejor ejecutar los timos, engaños y fraudes que practica. Además de su aspecto respetable, Leonardo tiene un criado de toda la vida llamdo Julio que a ojos de los demás reduplica la imagen de persona honorable de la que vive; y por si esto fuera poco, físicamente Leonardo es un hombre muy bien parecido que encandila a las mujeres. En definitiva estos dosson los impulsos que mueven a este hombre: la conquista del sexo débil y hacerse con fuertes cantidades de dinero.
El dinero vendrá hacia él gracias al innegable ingenio que posee y que pone en práctica proyectando negocios de supuestas enormes ganancias que harán que inversionistas ajenos a él, convencidos por su labia y buenas maneras, le entreguen dinero a espuertas con el convencimiento de que se trata de negocios sin riesgo alguno y con considerables beneficios. En la novela vemos a este hombre proyectando zoos, de representante de coches de importación, promoviendo la denominada ' Gran Sociedad del Chimpancé ' para que la ciencia experimente con ellos en los hospitales, creando consorcios bancarios de nombres extraños como el ' Consorcio bancario Técnico y de Comisiones ', de manager de boxeadores, de importador de billetes falsos, e incluso promoviendo un negocio legal de intermediación en la importación de carne que, como no podía ser de otra manera, al ser legal no le seduce mucho y decide abandonarlo.

La novela es una novela cosmopolita como es propio del Novecentismo, movimiento al que por actitud y época se adscribe su autor. La historia que Gómez de la Serna presenta transcurre en diferentes e importantes ciudades europeas: Barcelona, París, Génova, Roma, Lisboa, Londres... La justificación para que Leonardo, bajo esta identidad o cualquiera de las que va adoptando en su deriva europea, pero siempre bajo ese hongo gris que parece protegerle de cualquier eventualidad, visite tal variedad de capitales europeas es la necesidad de huir de las distintas ciudades donde se encuentra a fin de evitar ser apresado por las fuerzas del Orden. Al motivo de la huida por los engaños económico-financieros practicados se viene a unir en ocasiones la perentoria necesidad de escapar de los brazos de alguna mujer que se está mostrando posesiva en exceso con él.
Todo el relato está construido bajo la férula del Humor que lo impregna todo. Al innegable humor de corte surrealista viene a sumarse el manejo poético que Ramón daba con frecuencia al lenguaje. No se puede obviar que Gómez de la Serna durante la década anterior ha ido dando forma a su creación literaria más importante: la Greguería, que venía a ser la mezcla de una imagen literaria audaz (metáfora) con el añadido del humor. Estas greguerías le nacían a Gómez de la Serna de manera casi casi natural y, lógicamente, también entran y con mucha fuerza en sus narraciones. En ésta en la que satiriza el mundo financiero europeo, el Humor es esencial. Es un humor cargado de lenguaje poético, en el que las greguerías muchas veces vienen a ser auténticos versículos.
Al hablar del otro asunto que moviliza al personaje, la consecución de sexo, no se puede olvidar el momento en que se sitúa la acción y la consideración que en esos tiempos la sociedad tenía de la Mujer. Ramón muestra su ingeniosidad moviéndose dentro de esos parámetros que en esencia eran fundamentalmente machistas. Así frivoliza con esas ' mujeres modernas' que fumaban, iban solas o con amigas a cabarets nocturnos, no dependían de hombre alguno...[el concepto de 'mujer moderna' lo aborda Elena Fortún con muchísima claridad en su biografía novelada "Oculto sendero" reseñada por mí en este blog no hace mucho tiempo] a las que él se acercaba
"Estas conejas, con sus sedas que apenas visten de visillos sus cuerpos, son agradables, tienen la silueta de todas las mujeres que piden toda la vida por un amor, y, sin embargo, ellas no cuentan apenas una hora con la fidelidad de los hombres, pues como tienen que estar aquí hasta las 4 de la mañana, se les van antes los enamorados. " (101)
El humor que hay en el texto anterior a veces se tiñe de cierto sentimentalismo cuando viene a decirnos que todas las mujeres de esos cabarets nocturnos eran madres o Leonardo las veía como tales pues " todas ellas paseaban un niño por las mañanas ".
Los personajes, en especial las mujeres, son presentados con óptica muy machista, muy de la época:
- "Aquella mujer de los ojos implorantes, gachones, [...] se había quedado viuda, y viuda porque su esposo se había suicidado por no poder sostener sus perfumes y quizá los volantes de seda bordada que movía con denguería excepcional, como si estuviese embarazada de mimo y de voluptuosidad " (dice sobre Aurora en la pág 23)
- "Con aquellos ojos entre risa y azules, tan grandes, no podría tener vejez [...]. Sus largos brazos al aire caían como dos largas cintas a ambos lados de su figura " (dice poéticamente sobre Alicia en pág.45)

A veces las no tienen individualidad propia, siendo englobadas en un colectivo como el de las cabareteras lisboetas. En uno de ellos, una de estas chicas, muy filósofa ella, le espeta la siguiente profunda reflexión a este joven vividor, que le dará mucho de pensar: " Una noche es toda la vida... Lo que no es verdad es que muchas noches sean toda la vida. " (pág 81)
Según avanza la historia vemos a Leonardo evolucionar en su relación con las mujeres de manera cada vez más odiosa y aberrante llegando a decir el narrador respecto al comportamiento del joven con Gaby, una mujer que reeencuentra en su segunda visita a Roma que " Leonardo había sido desde joven el hombre al que quieren los perros, primera condición para que le quisieran las mujeres ," (pág 169)
Si así son las mujeres, los entroncan con la tradición literaria española más arraigada: Son pícaros, son criado y amo ( Leonardo y Julio González), están constantemente aprendiendo y dándose mutuamente lecciones de vida ( Leonardo y su secretario Valentín). Esta última pareja es remedo de la de Quijote y Sancho. Así tenemos a Leonardo, enseñando a Valentín a vivir sin dar golpe; éste a su vez cual fiel Sancho no deja de lanzar serias advertencias a Leonardo al ver la frivolidad con la que actúa. Son Leonardo y Valentín, en efecto, como el caballero y su escudero. El caballero es idealista y el escudero tiene los pies en el suelo cuando a propósito de la velocidad le dice que sí, que tiene razón y " que así es como hay que adelantarse a lo que ha de sucedernos al fin ." A lo que Leonardo le inquiere:" ¿Y qué es eso que ha de sucedernos al fin? " Y Valentín responde: "" (123)
En el personaje de Leonardo, en cuyo fondo se esconde el ingenio creativo del propio autor, se atisba a un auténtico precursor, un anticipador de fenómenos que con los años llegarían y que hoy son una realidad en nuestro mundo:
- Publicidad: "Hay que gastar más en propaganda [...] Todo consiste en la propaganda. ¡Propaganda! ¡Propaganda! ¡Propaganda! " (pág. 47)
- : "La velocidad lo es todo... ofrecer velocidad es alcanzar un éxito entre las gentes del mundo moderno... velocidad para poder triunfar, velocidad para arruinarse, velocidad para vender, velocidad para no pensar en nada. Así creo que la velocidad es la que cohesiona el mundo... " (pág. 123)
- Nuevas energías: Su negocio 'Sol artificial' premoniza la tecnificación actual: "Países encharcados y arroceros querían curarse de toda su humedad gracias a aquel sol artificial que iba a telefonear sus rayos merced a un nuevo sistema de ondas " (46)
- El automóvil y los desastres que el mismo ocasionará se vislumbra en una reflexión sobre la velocidad y el automóvil digna de un Marinetti futurista. De premonitorio cabe calificar el anuncio de la catástrofe que el automóvil ocasionará "cuando se ponga en circulación un automóvil más de los que aguanta el mundo... "(pág. 122) .
Pero esencialmente Ramón Gómez de la Serna es un maestro en el manejo del idioma que con él se hace poesía, crece y evoluciona. Es creador de atrevidos neologismos como son los anglicismos presentados con fonética castellana ('', '') y hace uso de palabras poco utilizadas (' guluzmeando ', ' hopalandas ') en línea con movimientos literarios del momento como el modernismo que buscaban la sonoridad, la plasticidad idiomáticas.
De las palabras aisladas Ramón pasa a la frase atrevida, hermosa, poética, aguda, con esa punta de humor en ocasiones que sólo él sabía darle y que le nacía de manera casi natural. Me refiero a las Greguerías:
- "El 22 son los dos cisnes que llevan cada mes al mar... " (pág. 84),
- "La alfombra es la bandera de los suelos " (pág. 94),
- "Un carillón ponía andamiajes de notas al cielo " (pág. 107),
- "Las flores del cabaret son las flores más tristes del mundo, son flores alcahuetas, que ni agradecidas ni pagadas... " (pág. 114)
- "Las corbatas eran melenas del armario " (pág. 170)
- "Los cálices de cristal recibieron el oporto y el madera como tisana de la medianoche para curar la carraspera de las gargantas desgañitadas. " (pág. 97)
- "su puro se iba consumiendo como una serpiente moribunda " (pág. 99)
- En Génova (cap. XXIX) Leonardo le propone a Valentín hacerse "representante de automóviles y así podré estar todo el día dedicado a la velocidad con los lentes de talco de picapedrero de las distancias " (pág. 121)
- "Los ojos azules de Alicia le sumergían como grutas azules llenas de negras focas de pensamientos rebeldes " (pág. 52)

Para finalizar
He leído esta novela de este escritor por dos motivos: el primero, por el buen sabor de boca que me dejó la visita a la recreación que de su despacho de trabajo existe en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid; visita de la que dejé constancia en una reseña que publiqué, hace cosa de año y medio, en la revista MoonMagazine [para leerla pinchar Ana Bolox, "aquí]. La segunda motivación ha sido doble: cumplir con el reto propuesto por Doce pendientes", y añadir un título más para ir avanzando en el Reto " Nos gustan los clásicos" propuesto por Francisco en su blog " Un lector indiscreto".
Además de haberme servido para ir cumpliendo con los retos dichos antes, esta lectura me ha parecido muy interesante desde el punto de vista de la Historia de nuestra Literatura, pero, en mi opinión, a la novela en cuestión se le notan los años. Creo que el humor de los escritores del primer tercio e incluso casi de la primera mitad del siglo pasado ha envejecido bastante. Ya no hace tanta gracia a los lectores actuales pese al empeño de muchas personas y alguno que otro grupo político por mantenerlos siempre en candelero -y en cartelera- como si el tiempo no pasase por ellos. ¿Son estas 'arrugas' demérito? En mi opinión, no. Pero sí, un problema para que nuevos lectores se acerquen a estos autores. Sin embargo yo sí que recomendaría su lectura a todos aquellos que gustan de escribir pues el manejo que hacen ( Gómez de la Serna, Jardiel Poncela, Miguel Mihura, etc.) del instrumento lingüístico es impresionante. Son una auténtica escuela. Por esta razón están ahí.

