Director: Matteo Garrone
No deja de darme un poco de risa que el sábado pasado -el 10- estuviera a punto de ver esta película, pero me entrara un impulsivo y repentino deseo de ver otras cintas de Sidney Lumet y William Friedkin. Gomorra ha tenido que esperar ¿La espera ha valido la pena? No, maldita sea. Al igual que con L'imbalsamatore, el director Matteo Garrone vuelve a decepcionarme terriblemente. Y yo que le tenía fe a esta película, incluso sabiendo que Garrone la dirigía. Estaba seguro de que el material de partida iba a hacer que el italiano se reivindicara, pero a veces el mal ojo de un director mediocre lo arruina todo. Y así fue en esta ocasión. Y eso que Gomorra ha sido aclamada por la crítica, la misma que destrozó la bella No Such Thing, de Hal Hartley. Creo que tengo nuevo enemigo: la crítica; alguien -o muchos- debería destrozarla.
Todo lo relacionado con la camorra, la terrible mafia napolitana -que no es la misma que la Cosa Nostra siciliana, o la 'Ndrangheta calabresa, o la Sacra Corona Unita apuliana-, está reflejado en la trama. O al menos eso se intenta. Para simplificar las cosas un poco, les digo que veremos cinco historias de diferentes personajes cuyas vidas giran en torno a la famosa camorra: (disculpen por no recordar los irrelevantes nombres) un niño que vive en un edificio dominado por los clanes; un señor que trabaja para un clan que reparte dinero a las familias de miembros -imagino- caídos, en el mismo edificio del niño; un modista que trabaja para un sujeto que tiene negocios con la camorra; dos patéticos adolescentes de mierda que creen que pueden dominar un territorio entero; y un hombre de negocios que trabaja para la camorra haciendo negocios -o enterrándolos- igual de turbios pero menos conocidos, y si quieren más dramatismo, igual de mortales.
¿La lección -o el intento de una- cuál es? Que la camorra afecta todo y a todos por igual.
La película está basada en un libro homónimo escrito por el famoso y respetado -y admirado- italiano Roberto Saviano. El caso entero es sumamente interesante: luego de haber publicado el libro, gran cantidad de jefes de la mafia le pusieron precio a la cabeza de Saviano, quien desde entonces no se despega de sus guarda espaldas, viviendo en un lugar cuya dirección ha sido guardada para casi todo el mundo. Si bien es interesante la reacción de los jefes mafiosos, es más interesante todo el escándalo generado a nivel país -escándalo que explica bastante bien las amenazas de muerte al escritor-: los ciudadanos comunes y corrientes adorando a Saviano, el mismo Umberto Eco declarándolo un héroe nacional, y el excéntrico Silvio Berlusconi criticándolo y llamándolo anti-patriota. Y ya ni decir el revuelo internacional. En todo caso, era de esperar el torbellino de variadas reacciones; los jefes mafiosos -y ciertamente sus jefes en las altas esferas del poder- pensaban que el libro iba a ser otro de los tantos inofensivos relatos que contaban entretenidas y alocadas historias sobre sus "hazañas", a base de un imaginario con unos cuantos datos verídicos pero sin importancia. Y sus grandes egos iban a permitir que un relato ficcionalizado agrandara sus infames figuras. Pero nadie imaginó que el libro iba a exponer con datos fehacientes los trapos sucios del país, no sólo dando a la luz pública la actividad de clanes de poca monta, también la de empresarios relacionados con políticos corruptos -no es de extrañar el enojo de Berlusconi, un gozador con las manos sucias-.
No he tenido la agradable oportunidad de leer el libro, pero claramente toda la situación generada en torno a su publicación, y la lectura que se le puede hacer a la película -mediocre en este aspecto- permiten concluir que Saviano no narró una historia de mafiosos así nada más, sino que agrupó ficcionalizadamente una ardua investigación sobre la vergonzosa verdad escondida debajo de toda la actividad criminal de la zona. Lo suyo es más bien un relato -y una investigación- social. Hay de eso en la película, pero la compleja y poderosa -asumo la responsabilidad de decir tal cosa sin leer el libro- visión de Saviano se pierde completamente en una pobre adaptación a cargo del mismo Garrone... y alrededor de cinco sujetos más. El guión de Gomorra es una burla, un remedo del libro. Se nota que la intención es la misma, pero la ejecución de los guionistas demuestra una incompetencia deprimente; una clase de cómo arruinar un buen material de partida.
Las cinco historias, resumidas -pero sin destripes argumentales-, son las siguientes:
1.- Toto (¿?) ayuda a su madre repartiendo mercadería, pero en el edificio donde vive los clanes criminales son la ley, y el niño este se ve hipnotizado por el glamour del crimen, aunque no conozca la violencia real.
2.- Un señor reparte dinero a las familias de los colegas caídos, pero prontamente quiere alejarse.
3.- Un modista trabaja para una empresa textil cuyo jefe está relacionado a la camorra. El modista ve que trabajar para alguien que trabaja con la camorra es igual de peligroso que ser de la mafia.
4.-Dos estúpidos sin cerebro, con voz de imbéciles, llorones y cobardes, "tipos duros", quieren ser los jefes de la zona en la que viven. No sé si la lección que deben aprender es que a la camorra no se le gana así de fácil, o que ser un completo imbécil de mierda no te lleva a ningún lado.
5.- Un sujeto -que tiene de asistente a un joven idealista- entierra los desechos de la camorra. El tipo no tiene ética ni moral, salvo pensar que todo es dinero. La camorra no es sólo pistolas y vulgares gordos ególatras, es también un negocio bien camuflado.
Poco más se puede señalar de ellas. Son planas y sin ningún desarrollo ni de personajes ni de contexto. Cada historia es una lección, una crítica mal hecha y mal contada. Es pretensión pura, pero sin inteligencia.
Hay mucho de que quejarse, pero tan poca voluntad para hacerlo. De verdad no tengo muchas ganas ni energía para señalar la gran lista de cosas malas que esta película tiene, pero me imagino que vale la pena, aunque dudo que me sienta mejor luego de escribir todo. El tiempo perdido va a seguir ahí, en el pasado, inmóvil. En fin, prosigamos...
Comenzaré por lo general, lo que cada una de las insulsas historias padece espantosamente, reiterando que estamos ante una película que intenta adaptar toda una compleja crítica social -y política y económica-, pero sin la más mínima gota de identidad. Es sólo una imitación, una copia barata; narrativamente el guión apesta, y lo peor es que la historia no se trasladó adecuadamente de formato: aunque sea una película, no se aprovecha el rico lenguaje cinematográfico. Es una lástima ver algo así.
Para peor, claramente se percibe que toda la producción de la película tiene un cierto dejo de arrogancia debido a que Gomorra es una película de mafiosos, gangsters diferente a las demás. Es algo de lo que se vanaglorian descaradamente. No es de esas historias gangsteriles donde hay una supuesta "glorificación" de la violencia y de ese pendenciero estilo de vida y trabajo; es una historia "realista", o cine social, como si esa etiqueta fuera suficiente para que algo sea de calidad superior -y es obvio que pretender ser cine social no te hace ser inmediatamente cine social-. Gomorra no pretende mostrarnos grandes acontecimientos, sino los grandes cambios al interior de las personas, a nivel moral y ético -lo que no quita que hayan unos cuantos tiroteos, asesinatos y sangre-. Oh no, hasta los detalles más mínimos reflejan esa realidad social, no importa alargar la situación innecesariamente, porque en el fondo no es innecesario: mientras más tiempo veamos algo irrelevante, "más real". Y ese es un germen terrible y maligno. Claramente, Gomorra está equivocada -además de fallar en sus insustanciales propósitos de "retrato interior y personal de la violencia"-: gran cantidad del cine de gangsters estadounidense en los 30 tenía una profunda carga social reflejada en excelentes historias contadas con fuerza y precisión, intensidad y en varios casos grandilocuencia. Pero he aquí los dos grandes errores del pésimo Garrone y el resto de sus guionistas.
El primero es que cada historia en particular no tiene un conflicto sólido, cuando claramente el tener un conflicto haría que esa crítica social sea más poderosa. De esta forma, lo que vemos durante casi toda la película es a los distintos personajes haciendo nada interesante. En otras palabras, no pasa nada. Un tiroteo por aquí, un asalto por allá, una estafa en otro lado, etc., pero sin cambiar nada. Y así se pasa el tiempo, entre la anodinia y el hastío, el sopor y la rabia de ver algo tan malo e intrascendente, hasta que llegamos al segundo error.
Segundo error: la película se traiciona al instalar, ya en la etapa final del metraje, un conflicto real para cada personaje. Estamos en la nada, donde todo es estático, hasta que repentinamente los personajes tienen que hacer algo crucial. Pero es tan fugaz que sucede sin ninguna importancia ni repercusión. Es como si pasaran de un estilo donde el "realismo" se nota en cómo la camorra afecta en los detalles más pequeños la vida de alguien, hasta que tienen que hacer algo en particular, ya saben, como si fuera una trama convencional del tipo "X está atrapado en una encrucijada, y tiene que decidir antes que las cosas se pongan más feas"; antes de eso, la trama era "X vive su vida mirando a la camorra y sus efectos".
Claro que las historias de los dos idiotas, la del modista, y la de Toto tienen un conflicto vago -pero muy vago- construido mejor que en los dos casos restantes, pero eso no evita que cada una de las cinco historias estén alargadas hasta el hartazgo. La película es demasiado extensa para lo pobre y plana que es.
Historias sin conflicto, sin contenido ni fondo, mal escritas, alargadas, débiles. Además, están muy mal hiladas. Sucede continuamente que pasa mucho tiempo entre historia e historia, haciendo que se vuelvan cada vez más olvidables. Súmese a ello que el hecho de que se demoren tanto en desarrollarse -porque deben repartirse el tiempo de metraje- contribuye a esa sensación de que no sucede nada. Las cosas "importantes" -en teoría- recién ocurren pasados los ochenta minutos. Antes de eso era desesperante ver como todo seguía igual de plano que al inicio.
Y, obviamente -a estas alturas, esto ya tiene que darse por hecho-, lo que empeora toda la película es la espantosa dirección de Garrone. Es increíble como este tipo filma de manera tan desapasionada, sin ninguna emoción. Ridícula es la decisión de privilegiar la cámara en mano; apuesto a que el tipo leyó en un manual que la cámara en mano sirve para las historias más "realistas", y por eso decidió usarla. Eso no evita que en ocasiones use la grúa y haga movimientos mucho más elaborados y limpios, pero claramente es una estética diferente -estilizada de manera "no realista"- a la que apuesta en la mayor parte de la película. Me enoja el mal ojo de dirección de este tipo, y su débil puesta en escena. No obstante, lo que mejor resume el poco talento como director que Garrone tiene es que es incapaz de dotar a su película de fuerza y emoción. El hombre es algo así como un robot, filma en piloto automático. Peor imposible.
En conclusión, Gomorra es una cinta pretenciosa y estrepitosamente fallida. Fracasada escandalosamente. Espantosa, horrible, terrible, infame, asquerosa. Es notorio que la jugada salió mal: Gomorra apuesta por el realismo de los datos que utiliza, intentando plasmarlos en pantalla, pero eso no se logra porque no pasa nada que fortalezca los hechos retratados, la realidad retratada. No sirve de nada decir que mucha gente muere al año, que mucho dinero es lavado y reinvertido en negocios legales, que los desechos enterrados causan mucho cáncer, si la película en cuestión carece de fuerza, de pasión, de emoción. En otras palabras, la cinta es muy dispersa, en vez de haber ido al grano, dramáticamente hablando -la historia de los dos pedazos de mierda y la de Don Ciro el repartidor sobran sin duda alguna, y la del empresario inescrupuloso necesita urgentemente una mejor escritura-.
Y eso que actúa mi querido Toni Servillo. Si bien entrega una actuación decente, se nota que su enorme talento está terriblemente desaprovechado, y desaprovechar a pedazo de actor es un pecado del tamaño de la catedral más grande del mundo. Garrone es una desgracia para el cine, exijo que lo lleven a la hoguera, la guillotina, el infierno, lo que sea que evite que haga más películas. Desgraciadamente, luego de esta aberración hizo Reality, con fríos comentarios. No pienso verla ni por asomo. Estoy harto de Garrone.
Maldita crítica, diciendo que esta es de las mejores cintas de mafiosos de la última década o más tiempo. Les encanta inflar exageradamente películas que no lo merecen -como Gravity o 12 Years a Slave-.
A la mierda las capturas de esta película