El libro Gomorra de Roberto Saviano me llegó a las manos a golpe de actualidad. La noticia del arresto de presuntos miembros de la mafia italiana en el Sur de Tenerife me hizo recordar la historia que tenía acumulando polvo en mi estantería y su autor, Saviano, que había tenido que exiliarse tras la publicación del libro. Decidí retomarlo para descubrir un potente reportaje literario que trasluce en cada capítulo la rabia de quien ha nacido y crecido en un pueblo dominado por la camorra, con sus guerras y sus leyes impuestas a golpe de tiro. En Gomorra vive un pueblo cuyos habitantes trabajan por y para la mafia, por el simple hecho de que la mayoría no tiene salida, o estas con ellos o contra ellos. Y el ejemplo más claro está en Roberto Saviano, condenado a un exilio que está muy lejos de ser tranquilo. En Gomorra, el autor ya señala con nombre real incluido el complejo turístico sospechoso de pertenecer a la mafia, justo el que en octubre apareció en los medios de comunicación, aunque la policía ha tardado cuatro años me imagino que en conseguir las pruebas que le permitieran arrestar a los presuntos. El libro merece la pena, mucho. En cambio, la película, aunque aquí les dejo el enlace, no merece más que una palabra: aburrida. Y, además de su carácter soporífero, no capta esa rabia de Saviano que, más que fruto de la violencia, se alimenta del no poder hacer nada, de la maldita impotencia que condena al reinado perpetuo dela mafia. Enserio, lean el libro porque, en este caso, una imagen no vale mil palabras.