De todos los directores de la colina que tenemos actualmente David Fincher, para mí es uno de los buenos, lo malo es que tiene que trabajar con actores yanquis de escasa o nula expresión facial como Ben Affleck o Rosamund Pike.
Entonces, aunque la trama no esté del todo mal y los giros sobre giros no incomoden, termina la historia y se te queda la cara igual que si hubieras pasado por cirugía, así como sin expresión ninguna.