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uchos son los nombres de españoles ilustres – Elcano, Urdaneta, Loaysa, Legazpi o Mendaña – que transitaron y dominaron el Océano Pacífico, pero como siempre ocurre existen muchos más personajes secundarios y humildes cuya vida fue la que sirvió para formar la base de la Historia española en el Pacífico. Gonzalo de Vigo es uno de ellos.
El 5 de septiembre de 1526 en Guam (islas Marianas), la expedición comandada por Loaysa y Elcano, al arribar a la isla, se encuentra con un náufrago español que lleva viviendo casi 5 años en aquellas islas. Al llegar los españoles a la isla fueron abordados por indígenas y su sorpresa fue mayúscula cuando uno de ellos, hablando castellano con acento gallego, les espetó:
“Buenos días, señor capitán y maestre y buena compañía”. Era el gallego Gonzalo de Vigo.
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Gonzalo de Vigo, un español en las Marianas
La aventura de Gonzalo de Vigo había comenzado mucho antes, cuando en septiembre de 1519 partía de Sanlúcar de Barrameda formando parte de la expedición de Magallanes que sería la primera en circunnavegar el planeta. De las cinco naves que formaban la expedición, sólo dos consiguieron llegar al archipiélago de Las Molucas: la “Victoria” y la “Trinidad”, en la que iba enrolado Gonzalo de Vigo. En el viaje de regreso a España, la “Trinidad”, al mando de Gonzalo Gómez de Espinosa, sufrió una gran avería, por lo que intentó regresar a tierras americanas, pero se encontraron con grandes tempestades y corrientes contrarias que frenaban el viaje y la tripulación se vio abocada a la muerte por hambre y escorbuto. La nave consiguió finalmente llegar a las islas de Los Ladrones y en cuanto tuvo oportunidad, en agosto de 1522, Gonzalo de Vigo desertó junto con dos portugueses y se refugió en la isla de Maug. Resulta conveniente resaltar que en aquella época la pena por deserción era la muerte.
Intérprete
El encuentro con el gallego es descrito con detalle tanto por el cronista de la expedición Andrés de Urdaneta como por el historiador Gonzalo Fernández de Oviedo en su magna “Historia general y natural de las Indias” en la cual se le denomina “girubasa, o lengua”, que significa intérprete, y de hecho fue el intérprete entre los españoles y el rey de Las Molucas, lo cual hacía disminuir considerablemente las posibilidades de enfrentamientos
Por su parte, Andrés de Urdaneta cuenta que al llegar a Las Marianas
“hallamos un gallego que se dice Gonzalo de Vigo, que quedó en estas islas con otros dos compañeros de la nao de Espinosa, é los otros dos muriendo, quedó él vivo, el cual vino luego á la nao é nos aprovechó mucho porque sabía la lengua de las islas.”
Gonzalo Fernández de Oviedo relata así el encuentro:
“en una isla llamada Botahá les vino un cristiano en una canoa que, hablándoles en castellano, les dixo: ‘En buena hora vengais, señor capitán, maestro y la compañía’. Y los de la nao con mucho placer le respondieron que fuesse bien venido, y preguntáronle que con quién avía ydo á aquellas partes, y respondió assi: “Señores, yo soy uno de los del armada del capitán Magallanes, y saíme de la nao del capitán Gonçalo Gómez de Espinosa, quando tornó á arribar al Maluco. No pudiendo yr á la Nueva España, y porque en essa saçon se morían de çierta dolencia en la nao, salimos yo y otros dos compañeros portugueses por miedo de morir, en la isla mas çercana del Norte, y allí mataron los indios á los otros dos compañeros mios por çiertas sinraçones que ellos acometieron, y después me passé de allí con unos indos á esta isla de Botahá; y soy gallego y me llamo Gonçalo de Vigo, y sé muy bien la lengua de las islas”.
El gallego no obstante – nos dice Fernández de Oviedo – tomó sus precauciones consciente de su condición legal de desertor y
“no quiso entrar en la nao, sin que le diesen seguro real; y diósele, y luego se entró en la nao y fue con ellos al Maluco; y les aprovechó, porque sabía bien las lenguas de aquellas tierras y también alguna cosa de la lengua malaya. En aquellas islas, antes que surgiesen, les vinieron muchas canoas á bordo con muchos cocos y agua en calabaças, y pescado, y plátanos, y batatas, y arroz, y sal, y otros muchos fructas que hay en aquella tierra; y no querían por ello otra cosa sino hierro, assi como clavos ó cualquier cosa de punta”.
Integrarse para sobrevivir
Además de la lengua de los indígenas, el marino vigués conocía bien la situación y características de las islas, informando a los expedicionarios españoles en tal sentido. “Según les dijo Gonzalo de Vigo – dice el historiador Martín Fernández de Navarrete- estas islas son trece, que corren NS desde 12º hasta 19º de latitud N. En ellas no hay ganado, gallinas ni otros animales y los bastimentos se reducen a gran cantidad de arroz, pescado, cocos, aceite de cocos y sal”.
El marino e intérprete vigués dejó su vida entre los nativos y se sumó a la expedición española.
“Habiendo hecho aguada -continúa Navarrete- partieron de esta isla para las de Maluco el día 10 antes de amanecer yendo con ellos Gonzalo de Vigo por su voluntad”.
Un mes más tarde, en octubre, hicieron escala en la isla de Mindanao. Urdaneta y varios hombres, entre ellos Gonzalo de Vigo, desembarcaron en una chalupa para ver cómo era la población indígena. Los españoles canjearon con los nativos “algunos objetos a cambio de cocos, plátanos, vino de palma, arroz y alguna gallina”y sigue
“el día 9 por la mañana fue el batel á tierra; el gallego Gonzalo de Vigo sabía un poco la lengua malaya y se entendía con los del país. Estaban haciendo amistades con el Rey que les quería dar provisiones pero llegó un hombre natural de Malaca y creyendo éste que los españoles eran portugueses dijo al Rey que no les diese nada ni tomase amistad con ellos que él conocía sus tratos y al mejor tiempo los matarían”.
Unos días más tarde, Urdaneta y otros hombres intentaron repetir la operación de trueque, pero los indígenas habían sido soliviantados por el malayo, por lo que se sucedieron momentos de tensión hasta el punto de que los nativos tomaron como rehén a Gonzalo de Vigo, que finalmente pudo escapar y regresar a la chalupa. Al día siguiente Zarquizano, con sesenta hombres perfectamente pertrechados, desembarcó y se adentró en la jungla hasta llegar al campamento, donde, cuenta Urdaneta, “envió a requerirles a los indios de paz a que nos vendiesen algunos alimentos”; pero la respuesta de estos fue salir corriendo con sus enseres y adentrarse en la espesura de la selva.
Tras una nueva escala en Cebú, el 22 de octubre desembarcaron en la isla de Talao, en las Célebres, y gracias a la mediación de Gonzalo de Vigo consiguieron hacer amistad con el rey, al que dieron una bandera con las armas del emperador. Por fin, el 29 de octubre de 1526 avistaron la isla de Gilolo, en Las Molucas, pero debido a una calma solo pudieron fondear en Zamaso el 4 de noviembre. Poco después entablaron negociaciones con el rey de Gilolo. Como señala Navarrete,
“Alonso de los Ríos, que era sobresaliente de la armada, hizo muy buena relación al rey, siendo intérprete el gallego Gonzalo de Vigo, diciéndole que el Emperador enviaba una armada a las islas del Maluco para favorecerlos”.
Los enfrentamientos con los portugueses y los sucesivos desastres en la navegación (incluida la muerte de Loaysa y Elcano) marcarían el resto de aquella expedición a la que se había incorporado Gonzalo de Vigo.
Aunque no se sabe con certeza, lo más probable es que Gonzalo de Vigo no regresara a España en 1536 en la única nao que quedaba de la expedición, comandada por Urdaneta. Al llegar a Lisboa, a los españoles les fue incautada por el Rey de Portugal la numerosa e importante información recabada durante una circunnavegación de 11 años pero entre el rol de la tripulación no se encontraba el nombre de Gonzalo de Vigo cuyo destino puede que fuera vivir y morir en aquellas lejanas islas del Pacífico.
Autor: Ignacio del Pozo Gutiérrez para revistadehistoria.es
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Bibliografía
Martín Fernández de Navarrete “Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV”, Atlas, Madrid, 1954.
Amancio Landín Carrasco “Descubrimientos españoles en el Mar del Sur”, Banco Español de Crédito, 1991
Gonzalo Fernández de Oviedo, “Historia general y natural de las Indias”, Biblioteca de Autores Españoles, 1992
Salvador Bernabéu Albert, “El Pacífico español Mitos, viajeros y rutas oceánicas”, TF Editores, Madrid 2003.
Parte Foto de Portada:
By Luis Miguel Bugallo Sánchez (Lmbuga) – Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=67110749
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