Supongo que a estas alturas ya os habréis dado cuenta pero, por si sois insensibles al calor o ninguno de vuestros amigos ha colgado una foto en Facebook dándole la bienvenida a la nueva estación, os lo digo yo: ya es verano. Tiempo de playa, de vacaciones, de fiestas de barrio, de fotos de mojitos en terracitas… y de lucir moreno. Porque es verano y hay que estar moreno. Porque hace sol y el sol cambia el color de tu piel y en algún momento alguien pensó que eso molaba. Que era la prueba irrefutable de que estás viviendo la gran vida, de que estás aprovechando el verano como Dios manda.
¿Por qué, amigos? ¿Por qué hay que estar moreno en verano? ¿Por qué hay que conseguir ese tono tostado a toda costa, aunque implique quemaduras, insolaciones y cosas aún más chungas que preferimos ignorar? Mi tono de piel es blanco nuclear todo el año, ¿tengo que avergonzarme de él en verano? ¿Por qué? ¿Y por qué tengo que pasar horas y horas bajo el sol para subir un par de tonos que se irán en cuanto deje de ir a la playa?
Como defensora de las causas dignas y necesarias, como la eliminación del ‘y lo sabes’ o la necesidad de adoptar los mejores hábitos de la tercera edad, hoy os traigo cinco poderosas razones para reivindicar con orgullo el blanco nuclear en la época veraniega.
1. Harás feliz a la gente
Sí, amigos, mantener tu tono pálido en verano hará muy feliz a tu círculo de amistades. En primer lugar, tu color blanco nuclear reflejará con mucha intensidad los rayos solares convirtiéndote en una suerte de reflector humano, por lo que las personas que permanezcan a tu lado podrán ponerse más morenas aún. Servirás también de referencia para saber cómo de morena está la otra gente. Serás el héroe sacrificado que vela por la felicidad de los demás. El hombre mágico del país feliz de la casa de gominola de la calle de la piruleta. ¿Acaso no es bonito eso? Eh?
Uy, mírame, estoy haciendo feliz a la gente2. Servirás como punto de referencia en la playa
Otra importante función social para tus acompañantes y otros grupos de gente que tengan las toallas cerca de la tuya. Después de darse un merecido baño y de arrugarse los dedos de manos y pies, deciden volver a la toalla. No obstante, la corriente los ha arrastrado y no encuentran su sitio. Alzan la vista y… ¡ahí estás tú para indicarles el camino! Eres mucho más útil que el socorrista. Y todo por amor al arte. Tu nivel de filantropía no tiene límites. Empieza a sonar tu nombre para el próximo Nobel de la paz.
Más o menos este es mi color3. Te ahorrarás mucho tiempo, esfuerzo y posibles consecuencias
Hay que admitirlo: ponerse moreno conlleva esfuerzo y constancia. No es algo que vayas a conseguir de la noche a la mañana. Hay que echarle horas. Hay que sacrificar tardes frente al ventilador viendo series para ir a la playa o a la piscina a achicharrarte. Hay que admitirlo: es un coñazo. ¿Y para qué? ¡Si dentro de dos meses va a irse todo el esfuerzo al garete! Por no hablar, ya un poco más en serio, de las posibles consecuencias que una dosis malsana de sol puede conllevar: quemaduras, golpes de calor o incluso melanomas. Que nadie piensa en ello, pero ahí están. Renunciar al moreno te ahorrará muchos dolores de cabeza.
Llegar al tono que quieres es una mierda, admítelo4. Tu depresión post-verano será mucho más llevadera
Aunque ahora lo veamos lejos, el final del verano llegará. Y, como cada año, volveremos a deprimirnos con la vuelta a la rutina y a llevarnos una chaqueta por la noche porque refresca. No obstante, si tu piel se ha mantenido blanca nuclear todo el verano, la transición al otoño será mucho menos dura. No verás cómo ese moreno, símbolo de la época estival, va desapareciendo de tu piel, recordándote cada día que todo ha terminado. Tu blanco natural está ya ahí, vas un paso por delante del resto de la gente, te costará mucho menos aceptar la realidad y, en consecuencia, serás mucho más feliz.
¿De verdad quieres acabar así?5. Serás auténtico, único, especial, inimitable, el puto amo, vaya
En la era de las apariencias y los filtros de Instagram, tú destacas sobre el resto. Tú te atreves con lo que nadie se atreve. Eres arriesgado. Eres diferente. No dejas que las modas te influyan. Ni tus amigos y sus comentarios de “es que estás muy blanco, tendrías que coger un poco de color”. Y, lo más importante, eres honesto contigo mismo y con los demás. No tratas de ser algo que no eres, no quieres impresionar a los demás con un truco tan barato. Esto soy yo, te guste o no. Joder, cómo molas.
Serás una especie en extinción (con permiso de los guiris)Como veis, mantener el blanco nuclear en verano no trae más que ventajas. Recordad llevar siempre con vosotros protección solar nivel 50 resistente al agua, a la arena y a las hecatombes nucleares y seréis muy, muy felices. Y molones.