Ayer recibí un email de Google en el que se indicaba que dejaría de dar soporte para el navegador web Internet Explorer 6 de Microsoft. Esto, unido a las últimas sugerencias de los gobiernos de Francia y Alemania a sus ciudadanos para que no utilicen este navegador, resultará un gran varapalo para el gigante "de la ventana".
En realidad, IE6 es ya un producto viejo y obsoleto, que no se adapta a los estándares web. Todo aquel que se dedique al diseño o maquetación web sabrá lo que es tratar con este navegador para intentar hacer que todo salga como se quiere. Además de los ya conocidos fallos de seguridad que tiene (incluyo asumidos por Microsoft). Sin embargo, aún son muchos los usuarios que lo utilizan.
No obstante, puede ser que con los movimientos de los gobiernos europeos y, sobre todo, los de Google, este producto pase ya por fin a la historia.
Pero lo más significativo de todo, es la mala imagen que esto está repercutiendo para Microsoft, ya que todos los acontecimientos que están surgiendo "gracias" a este producto sólo tienen connotaciones negativas que quedan asociadas en la mente del consumidor como si a fuego fueran grabadas. Y eso ya es muy difícil de solucionar por mucho dinero que se invierta en publicidad y marketing.
Esto me lleva a varias preguntas. ¿Realmente merece la pena intentar hacer sobrevivir a un producto viejo por muchos usuarios que lo utilicen? ¿No habría sido mejor política por parte de Microsoft haber focalizado parte de sus esfuerzos de marketing en migrar a sus usuarios a versiones más modernas?
Desde luego parece que en Microsoft no han gestionado muy bien los riesgos de mantener este producto.