Hace unas semanas, en un debate televisivo, el supuesto periodista Alfonso Rojo insultaba a Ada Colau llamándola "gordita".
En otro orden de cosas, se filtraron imágenes de la última película de Scarlett Johansson en las que aparece completamente desnuda. Las imágenes causaron bastante polémica (no es el primer desnudo que causa polémica, y no solo lo hacen los femeninos) porque muchos se sintieron defraudados con el cuerpo de la actriz porque consideraban que estaba "gorda" y "estropeada".
En el primer caso, vemos la utilización de un adjetivo como un insulto, como una palabra despectiva. Ese adjetivo pretende, en la mente del que lo formula y de los que le siguen, invalidar los argumentos de la otra persona. Como si el hecho de estar más o menos gordita fuera incompatible con la mala situación económica de España.
En el segundo caso vemos como mucha gente, ante el (por qué no decirlo) estupendo cuerpo de una mujer desnuda, se dedican a soltar chorradas. Y como decía antes, reacciones similares se han dado antes desnudos integrales de otras actrices e, incluso, algunos actores. No entiendo esa obsesión con establecer un canon de belleza y exagerarlo y retorcerlo hasta el extremo. Luego así vienen trastornos como la adicción a la cirugía plástica (que solo hace que destruir cuerpos) o, peor aún, la anorexia y los trastornos alimenticios. Una Scarlett Johansson esquelética no sería más hermosa que la actual, por mucho que algunos tengan como modelo de belleza a Letizia Ortiz.
Cada uno debería poder disfrutar del cuerpo que tiene sin complejos y sin tener que escuchar estupideces de acomplejados.