Este fue el primer tema que escuche de ellos. Me sentía igualmente entretenido y aterrado por el proyecto.
Estos esqueléticos personajes vacíos cantando innumerables lamentos siempre contaban con un toque apocalíptico.
Pero, como muchas personas, encontré que el primer disco carecía de algo. Recuerdo saltar hacia atrás y hacia adelante entre canciones, sin comprometerme nunca con el disco en su conjunto.
Gorillaz parecía una gran idea, o mejor dicho, un montón de grandes ideas, que no eran capaces de cerrar el por qué de su existencia, o para quién hacían su producto.
Once años después, puedo reconocer de forma clara por lo que fueron sus canciones al comienzo, una aterradora alegoría situada en el precipicio de una creciente época oscura en la historia moderna.
No me canso nunca de escuchar su música, ahora la siento más pertinente que nunca. Sus letras resuenan con arrogantes niveles de profecía.
Toma sentido, en muchos aspectos, que un mundo tan feo pueda ser sólo representado por caricaturas...