Hoy llegaron gotas a sus manos
no de lluvia
ni de lágrimas
son una panoplia de flores
transformadas en ardid
en estratagema que aún está por vencer
el lánguido párpado del miedo
soterrado en una garganta enorme
el quinto piso es el premolar
de un edificio cariado por sus múltiples sucesos
los mismos que auscultan
las cañerías a media noche
los acalorados gemidos que traspasan
el oxímoron de blandas paredes
gotas
como antídoto desesperado
gotas
capaces de aullar como un lobo
atrapado en el trueno de una nube
gotas maniqueas
entre el dulzor de una esperanza moribunda
y la sal con vestimenta de un templo en ruinas
ellas
son los pasos de Dios con huellas de rocío