Sobran los elogios para Andreu Buenafuente por dirigir con tanta agilidad y maestría una gala de los Goya que siempre ha sido más un trámite que un espectáculo. Por mi parte, quiero señalar que lo más interesante fueron los sketches (uno de ellos contaba con muchos actores y directores nominados, muy al estilo Hollywood). Otra novedad fueron las frases sobre cine de personajes célebres (Zulueta, Azcona, Berlanga) que acompañaba la gala y marcaba los tiempos. Además, durante toda la ceremonia una voz en off daba información puntual sobre los premiados.
Respecto a los ganadores (lista), Ágora parecía partir con cierta ventaja por eso de ser una superproducción y estar dirigida por Alejandro Amenábar. Pero, como me temía, el filme de Amenábar no fue bien entendido ni por el público ni por los académicos y por eso se llevó todos los premios técnicos (maquillaje, fotografía, producción, vestuario...) y el Goya a Mejor Guión Original a Mateo Gil y el propio Amenábar, que visto lo es más un premio de consolación que otra cosa.
Lo dicho; en mi opinión, Ágora merecía mucho más porque es la más ambiciosa de las películas españolas de los últimos años, tenía una historia fuerte y emotiva, pero no al gusto de todos. Muchos esperaban un filme de acción y romanos y se encontraron una bella reflexión sobre la ciencia y las masas.
Con la perspectiva que da el tiempo, Celda 211 me parece una notable película de acción, pero poco más. No nos engañemos, también tenía mucho dinero detrás (Telecinco) y una historia atrevida e interesante. Pero su director, Daniel Monzón (autor de clásicos como “El corazón del guerrero”) se mostró incapaz de hacer una obra profunda y se quedó en los fuegos de artificio que daban Luis Tosar y Alberto Amman (justamente premiados por su actuación). La Academia del Cine (y el público) se han dejado impresionar por la estética hollywoodiense, los disparos y “Mala madre”, pero como muchas películas españolas, Celda 211 se permitía esos guiños melodramáticos y lacrimógenos que la convierten en una obra menor.
Dentro de unos años nos acordaremos de Ágora, de su planteamiento, de las ideas que desprende, de la actuación espectacular de Rachel Weisz. Sin embargo, será más difícil poner cara al proyecto Celda 211. Cosas de académicos.
El resto de premiados, “Slumdog Millionaire”, ganó un extrañísimo premio a mejor película europea, raro porque es ya antigua (2008) y faltaban nominadas como“La cinta blanca”, ni muchas otras. Y Lola Dueñas que sigue a los suyo, sin hacer mucho ruido, gana Goya tras Goya con papeles soberbios como en “Mar adentro”.
En Cinemascope35 se pueden leer las dos críticas sobre Ágora y Celda 211.