Ayer, unos bastante patositos y algo sosos Quim Gutiérrez y Clara Lago nos desvelaban al resto de los mortales la lista de nominados a los próximos premios Goya. Como siempre, muy poquitas sorpresas. Para mí, la única fue que la película de Almodóvar, que si bien no es su mejor película, sí es bastante interesante y tiene un buen apartado técnico además de unas buenas interpretaciones, tuviera tan pocas nominaciones.
Pero Los Amantes Pasajeros no fue la única gran olvidada o menos valorada por los académicos, ya que se volvieron a dejar pasar títulos que, aunque no estuvieran firmados por un nombre conocido, sí merecían más reconocimiento.
Aún así, para mí sí fue una sorpresa que La Gran Familia Española acaparase tantas nominaciones, no porque no las mereciera, puesto que si habéis leído el artículo que le dediqué sabréis que a mí sí me gustó, sino por ese "ahora sí te tenemos en cuenta, Sánchez Arévalo" tan repentino.
Y es que Daniel ha dirigido otras películas anteriormente tan buenas o mejores que la de este año, pero los Goyas no se habían portado tan bien con él. De todas formas, los premios aún no están entregados, y todas esas nominaciones no le aseguran los Goya que pueda o no llevarse.
Además de La Gran Familia Española, otras películas que han recaudado un buen número de nominaciones son Las Brujas de Zugarramurdi, con 10 nominaciones, Caníbal, con 8 nominaciones, Vivir es fácil con los ojos cerrados y 15 años y un día con siete cada una y La Herida con 6.
Mi categoría favorita este año es la de Mejor Actor Protagonista, en la que se han juntado cuatro figuras de la interpretación, tales como Tito Valverde, Antonio de la Torre, Eduard Fernández y Javier Cámara. Mi corazón está con Antonio de la Torre y Javier Cámara a partes iguales, ya veremos quién se lleva el Goya a su cuarto de baño finalmente.
Y ahora lo que nos toca a nosotros es ponernos al día con la lista de películas y ver todas aquellas que no habríamos visto de no ser porque les han caído alguna que otra nominación, y esperar al 9 de febrero para acudir al repetitivo y probablemente no demasiado divertido pasar de estrellas por la alfombra verde y posterior gala.