La cueva de Erlaitz se sitúa en la vieja cantera del valle de Sastarrain en Zestoa (Gipúzkoa), en las inmediaciones de Ekain muy cerca de los límites entre los municipios de Zestoa y Deba, y próxima asimismo a la cueva de Danbolinzulo. Descubierta en 1978 por el grupo azpeitiarra Antxieta, se encontraron en su día materiales paleolíticos y de la Edad de Bronce lo que indicaba que la cavidad fue empleada en dos momentos diferentes: en el Paleolítico Superior, a modo de hábitat y posteriormente, en algún momento del Calcolítico o Edad de Bronce, como uso sepulcral. Aparecieron piedras talladas, cerámicas, huesos humanos y abalorios.
Pero a comienzos del año 2015 y en un contexto de revisión más profundo de las cavidades de la zona, el mismo grupo, con más criterio y tecnología, volvió a revisarlas con la sorpresa de la aparición de pinturas en Danbolinzulo y el posterior descubrimiento de un panel con grabados de figuras de animales realizados mediante trazos de silex en Erlaitz.
Se trata de un lienzo de al menos 8 figuras de animales grabadas (caballos, ciervos, uros) a los que se suman varios más de difícil reconocimiento. Han sido labrados sobre un panel de roca de complicado acceso con un instrumento lítico y unos trazos de anchura de 2-3 mm lo que ayuda a situarlo en una época determinada ya que trazos más gruesos indicarían una antigüedad mayor. En otra zona se han reconocido algunas líneas negras y concentraciones de color rojo pendientes de estudio.
Así los grabados se datarían entre 22.000 y 15.000 años atrás, lo que implica una posición cronológica intermedia entre Danbolinzulo (20.000) y Ekain (12.000). Son similares a los de otras cavidades como la de Monte Castillo y las vecinas Las Chimeneas y La Pasiega en Cantabria o bien los de El Rincón en Bizkaia.
La dificultad de esta cavidad con tres galerías superpuestas a la que hay que acceder ascendiendo hasta la de arriba con una pequeña entrada de 1 metro cuadrado que se amplía en su interior, ha propiciado su protección.
Está claro que Deba, Zestoa…y todo el valle de Sastarrain y su entorno guardan un patrimonio arqueológico y de arte parietal muy importante lo que ha motivado que desde la certificación el año pasado de estos grabados, se promuevan proyectos de búsqueda en la zona en sitios como Lastur y Endoia y que la Diputación de Gipúzkoa con la colaboración de la Universidad del País Vasco emprenda en principio, tras una primera acción de cierre que garantice la conservación , el estudio integral de la cavidad centrado en las ocupaciones humanas ya que se tiene conocimiento de que las gentes del Paleolítico se movían frecuentemente de un lugar a otro.
Imágenes de Blanca Ochoa para la Fundación Ikerbasque.
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