Gracias

Gracias por tu amor, por tu dedicación, por tu generosidad y por tu entrega sin límites.

Gracias por tu ejemplo, por tus enseñanzas, por tu vitalidad y por tu apoyo.

Gracias por dar siempre, pidiendo o sin pedirlo, gracias por tus cuidados, por tu aliento, por tus consejos.

Gracias por tu legado, que nada tiene que ver con lo material, sino con la gran persona que fuiste.

Gracias por enseñarme a no rendirme, a luchar por lo que quiero, a buscar soluciones, aunque equivocase, equivocásemos a veces el camino.

Gracias por dejarme comprobar que, efectivamente, uno recoge lo que siembra, y que tú, que has sembrado amor, también lo has recogido y el que no te ha sido devuelto probablemente es porque estaba viciado de origen.

Gracias a tanta gente sin cuyo apoyo, amor y calor hubiera sido mucho más difícil pasar los tragos amargos de los primeros días. Gente a la que me ata, y te ataban distintos lazos, gente que ha querido estar generosamente a nuestro lado, a tu lado, ofreciendo su presencia y su inestimable compañía.

Gracias por todos esos seres que están a mi lado gracias a ti, la mejor de las herencias.

Gracias papá. Te echo de menos. Te quiero.