Un inmenso “GRACIAS”.
A los que no fueron, porque seguro que desearon haberlo hecho y lo intentaron hasta el último momento.
Gracias a Juanjo, de “La Flauta Mágica”, por dejarnos su local para pasar un rato tan estupendo y por leer un cuento de manera tan fantástica.
Gracias a Julio, Luis, Alfonso, Onia, Susana, Jose, Kiko, Ana y Maribel por estar, pero no sólo el viernes, si no tantos años y tan cerca. Mi vieja guardia.
Gracias a Luis y Ana, por la compañía, el ánimo, las sonrisas y el “quién dijo miedo” que incluye ponerse a leer a puerta gallola, como los toreros.
Gracias a Javier y Elisa, porque abrazan siempre, con tan sólo estar.
Gracias a Pedro y Xabier, Mar y Carlos, vecinos y amigos de este patio tan particular hecho de cosas electrónicas y etéreas, pero también de buena gente y buenos ratos.
Gracias a Javier, dos de dos, oye. Y espero que no falte para la tercera.
Gracias a Javier, Carlos y Mónica, porque tengo suerte de tener los mejores “políticos” a mi lado, que puede que suene mal, pero sienta estupendamente tenerlos cerca.
Gracias a Esperanza y Begoña, porque rato a rato se han hecho un hueco por aquí dentro al lado del que ya tienen en Ojazos.
Gracias a @Tartaloca, por una tarta que no tenía nada de loca, y sí mucho de cariño, buen hacer, sabor y buen rollo. Fantástica.
Gracias a Luis Varela, por el honor que supone que leyera un cuento, y estrechar la mano de quien te ha hecho sonreír tantas y tantas veces. Un crack.
Gracias a Jose Carlos, por esas primeras cervezas, por arreglar el mundo en un par de tardes, por el Ferrari que tenemos ya a medias en el taller, por ser un gran editor y mejor tipo.
Gracias a Santiago, por la ayuda y el ánimo, y a Miriam por enseñarme el mundo desde los caminos que recorre por primera vez, y por todas y cada una de las veces que sonríe e ilumina todo.
Y gracias a ti, Marta, Ojazos. Por casi todos los verbos del diccionario, los que día a día conjugamos juntos, incluso los malos. Nada es posible sin ti, y contigo lo imposible suena bien. Te quiero.