Revista Motor

Gracias a Dios

Por José María José María Sanz @Iron8832016

Gracias a DiosEl recuerdo de lo que ha pasado hoy no lo he almacenado correctamente, no sé ponerlo en su sitio. Según intento correr tras el pensamiento de lo que ha pasado, parece que se aleja más. Es como un sueño que intentas recordar pero él corre más que tu memoria y finalmente se va y se desvanece en esa neblina que hay y te quedas así.

Ahora, que ya estoy en casa tras este día de paseo con Darix y Proclive, me duele todo el cuerpo. De esas veces que te duelen partes del cuerpo que no sabes que tienes. Supongo que son músculos de esos que no se usan. Me noto apalizado.

En una rotonda, un coche se ha metido por el carril izquierdo y ha debido querer meterse a la derecha para salir y me ha golpeado. Mi puño izquierdo, o la maneta de embrague y el retrovisor han golpeado contra la puerta del copiloto. Mi reacción ha sido apoyarme en el coche. He perdido el equilibrio, naturalmente, he volanteado varias veces.

He visto el suelo aquí mismo, he visto las ruedas del coche pasando por encima de mi rueda delantera y mi pierna aplastada por el peso de la moto contra el asfalto. He visto el manillar doblado, la maneta de freno partida, el puño destrozado. He visto la defensa funcionando y he visto mi pierna contra el suelo mientras la rueda del coche terminase de pasar por encima de mi rueda delantera. Eso es lo que he visto. Pero no me he caído, y todo eso que he visto no ha pasado.

Tengo que agradecer a Silvia y a Dani su interés y preocupación. Nos decían que lo estaban viendo venir, porque el energúmeno ya debió hacer otra cosa justo antes de lo mío.

Me podría haber hecho mucho daño. No tengo ganas de escribirlo. Gracias a Dios.

Gracias a Dios

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