Gracias hija, por dejarme ser tu padre! Sé que ser padre es un privilegio, que no un derecho adquirido. Es algo que se gana día a día, a medida que vas aprendiendo a serlo! Y no siempre es fácil, demasiadas veces los hijos son propiedad privada de la madre que, al parecer, sí tiene el deber de serlo! Como sabes, demasiadas veces los papás somos convidados de piedra! Pero padres y madres, somos igualmente necesarios porque cada uno de ellos cumple su papel en vuestra vida.
Gracias hija porque, más que enseñarte sobre la vida, te acompaño y, en el camino, me estás enseñando a ser mejor padre e hijo a la vez, por tanto a ser más persona! Tu aparente ingenuidad infantil y tu sonrisa me han mostrado el camino hacia mi niño interior o, lo que es lo mismo, a redescubrirme tal como era, hasta que me perdí siendo adulto! La espontaniedad, vivir el ahora y el deber de ser feliz, son cosas que los niños sabéis hacer desde vuestro nacimiento…
Sin duda, eres lo más importante que ha acontecido en mi vida y, paradójicamente, lo que menos esfuerzo me ha costado y menos merezco yo, como hombre. Pero el tiempo me ha ido dando la razón y, aún así, me convertí en un buen padre. Aunque deberías decirlo tú, hija mía! Quizás, como padre, me ha faltado compartirte con más amor y verte crecer cada día, entre mis brazos. Son muchas las caricias que contigo aprendí a dar y a recibir y luego encontré en falta, como para prolongarlas de nuevo toda una vida, junto a quien hoy amo. Pero, como ya estás aprendiendo, en esta vida todo se paga y tuve que renunciar en parte a tí para ser fiel a mi Alma. Y no creas que fue fácil, fue difícil no encontrar a faltar tu minúscula mano entre mis dedos todas esas noches mientras te dormías… Pero, como suele pasar, mis lágrimas de entonces aclararon mi vista y, tras la oscuridad, vi claro que, siguiéndo a mi Alma, te estaba mostrando el camino hacia tí misma que algún día reemprenderás…
Tal vez sean muchas las noches y los días que me quedan por vivir, reconfortándome ante la mirada infantil y sincera de un hijo, como para compartirlo ya con amor verdadero y para siempre, como hoy es mi sueño. Ya sabes que, como tú, soy un soñador… y recuerda siempre que nunca dejé de construir contigo castillos en la arena, aún con el riesgo de que una ola se los pudiera llevar por delante! Pero, entre tú y yo, hija mía, hoy ya me siento más, mejor y de nuevo padre para siempre, seguramente sin tener derecho. Recuérdame que algún día te cuente mi maravilloso sueño de amor, que tiene lugar allí donde nace el arcoiris…
Pero si puedo decirte ahora, hija mía, que cada día me enseñas más a ser un buen padre, un buen hijo y una mejor persona, capaz de amar como nunca antes supe o pude hacerlo, muchísimas gracias, de todo corazón. Porque hoy ya acepto que se es padre para siempre y cada vez mejor, porque mi amor ya crece cada día…
Con derecho o sin él, me gusta sentirme buen padre, como a ti te gusta sentirte hija mía…
Te invito a ver un conmovedor vídeo de un padre y su hijo…