Ayer se fue Javi Ezquerro. Nunca fui su amigo, ni siquiera nos consideraba conocidos. Nuestras conversaciones nunca fueron más allá de un "hola" o un par de frases más, a lo sumo. Nuestra relación siempre fue más de cliente-proveedor. Primero como parroquiano en su añorado Hoochie Coochie Bar -probablemente, el único garito de BCN en el que podías escuchar a Hellacopters, Faster Pussycat o Circus of Power a principios de siglo- y más tarde como asistente regular a los conciertos organizados por su promotora, On The Road. Una labor esta última impagable, pues buena parte de esos shows de raíces/southern/hard rock para 50 personas en Rocksound, que tanto nos gustan a tí y a mí, estaban montados por Javi. Sería hipócrita hablar de él como persona, no tengo fundamentos, ya lo harán sus allegados, su círculo cercano, pero como personaje y dinamizador de la noche rockera barcelonesa, se le echará mucho de menos.
Revista Conciertos
Ayer se fue Javi Ezquerro. Nunca fui su amigo, ni siquiera nos consideraba conocidos. Nuestras conversaciones nunca fueron más allá de un "hola" o un par de frases más, a lo sumo. Nuestra relación siempre fue más de cliente-proveedor. Primero como parroquiano en su añorado Hoochie Coochie Bar -probablemente, el único garito de BCN en el que podías escuchar a Hellacopters, Faster Pussycat o Circus of Power a principios de siglo- y más tarde como asistente regular a los conciertos organizados por su promotora, On The Road. Una labor esta última impagable, pues buena parte de esos shows de raíces/southern/hard rock para 50 personas en Rocksound, que tanto nos gustan a tí y a mí, estaban montados por Javi. Sería hipócrita hablar de él como persona, no tengo fundamentos, ya lo harán sus allegados, su círculo cercano, pero como personaje y dinamizador de la noche rockera barcelonesa, se le echará mucho de menos.
