Revista En Femenino

Gracias, pero ¿no gracias?

Publicado el 28 abril 2013 por Bebloggera @bebloggera

Por Diabla Región 4 desde México
Resulta que hace unas semanas se me ocurrió la muy mala idea de decirle que me gustaba a un ex compañero de trabajo que hace unos meses vive en un lugar del caribe mexicano.

La verdad es que el tipo me gustó desde que entré a trabajar a cierta agencia de publicidad en la que, por cierto, ya no laboro. Cada vez que lo veía me quedaba sin habla, me ponía seria y roja y nunca acertaba a decir una frase completa. En realidad nunca mantuve una amistad o algo hasta que Facebook nos conectó, y cuando eso pasó, quise compensar todo lo que no había hablado con él.

Quería que viera que yo era muy interesante, simpática, agradable, bla, bla bla y lo único que logré, fue ser una sabelotodo de mierda. Bueno, para ser sinceras, puedo llegar a ser una versión muy light de Sheldon Cooper, dando datos que a nadie le interesan a diestra y siniestra, pero en la vida real puedo esconderlo con eficacia.

Gracias, pero ¿no gracias?

La cosa es que después de algunas charlas vía Facebook, decidí decirle que me gustaba (lo que se perfila entre los peores errores del segundo trimestre de 2013, porque ahora ya ni me habla). Después de esto, como Carrie Bradshaw, no pude evitar preguntarme:1) ¿Qué esperaba que sucediera tras semejante declaración? 2) En pleno 2013, ¿todavía funciona mal que una mujer se ‘declare’ ante un hombre? (Esta es una pregunta neutral cuya respuesta no afecta al mencionado).Para contestar la segunda, aunque ellos digan que les gustan las mujeres arriesgadas, me parece que muy en el fondo de su instinto, donde guardan el gusto por asar carne y medirse para ver quién es más viril, está el instinto de caza que lleva implícita la seducción y el competir para ganar la atención de la mujer. Si nosotras nos apropiamos de ese derecho que la evolución de por sí les está robando, ¿qué les queda? Digo, tampoco me estoy yendo al otro lado, de ser pasiva y dejarles toda la chamba (trabajo), pero creo que de vez en cuando, sí es necesario permitir que crean que nos están salvando o seduciendo.Y, si preguntan por la respuesta de la primera pregunta, la verdad es que ni yo sé. Supongo que me dejé influenciar por los libros de Jane Austen y que me envalentonó la distancia. Pero bueno, todo fuera como la crónica de un rechazo anunciado. Lo importante de toda esta tontería es que, como dijo mi amigo Moy, me arriesgué, cosa que no había hecho en mucho tiempo. Pero no lo volveré a hacer hasta estar bien segura de la situación, o como decimos en México, hasta tener todos los pelos de la burra en la mano.

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