Movimiento urbano y clandestino en sus orígenes, hoy el mayor exponente del street art se introduce también en los hogares para poner un punto underground en la decoración.
Aunque el graffiti –cuyo término deriva del italiano sgraffio (arañazo)– existe desde el comienzo de la Historia, el movimiento actual nace en Nueva York en la década de los 70, cuando los jóvenes empiezan a escribir sus nombres en paredes y vagones de metro para forjarse una identidad en las calles.
Las letras y tags (firmas llamativas) que predominan al principio evolucionan a formas de expresión más amplias y conceptuales, que integran personajes, figuras o símbolos.
Se utilizan pinturas de cualquier clase, pegatinas, pósters, plantillas, aerografía, tizas… Ya no existe una dependencia exclusiva del bote de spray o los rotuladores.
Desde EEUU el graffiti se extenderá con rapidez por todos los continentes. Su alianza en los años 80 con el hip hop será clave para ello.
Muchos grafiteros han conseguido fama mundial –los pioneros Taki 183, Julio 204 o Cornbread; Obey, Invader–, pero una figura esencial es Banksy, el esquivo artista británico cuyas obras se subastan en Shoteby’s. El documental que dirigió en 2010, Exit through the gift shop, es una magnífica radiografía del arte urbano actual.El mítico Muelle ha dado paso a artistas como Boamistura, Nuria Mora o Sixeart.
La persecución que sufren los grafiteros los va alejando de la clandestinidad y los lleva a usar también otros soportes de expresión legales: revistas especializadas, murales autorizados, museos…
El graffiti llega, además, a las viviendas y las obras pasan a convertirse en un elemento decorativo.
Su cariz transgresor y su potente fuerza visual atrapa de inmediato.
Feliz Miércoles!
Fuente: Nuevo Estilo