50 años de la parroquia San Lucas de Pueblo Libre
Acabo de participar en la Semana Parroquial con motivo de su jubileo. A mí me ha tocado hablar del Concilio Vaticano II como contexto en el que es eregida canónicamente esta dinámica parroquia y como presentación de la Revista conmemorativa. Les comparto el editorial preparado por su actual párroco P. Héctor Casas y que sintetiza a las mil maravillas los sentimientos y las vivencias de esta semana celebrativa.
Nos invitan a la novena con misa a partir de las 6 p.m. y a las 8 p.m. a diversas actividades (conferencias, conciertos, cena de gala).
Particularmente el sábado 20, a las 8 p.m. actuará la Sinfónica Infantil del Colegio Buen Pastor de Carabayllo.
Y el domingo 21 de octubre, a las 7 p.m Solemne Celebración Eucarística presidida por S.E. el Cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima.
Queridos hermanos:
Bendigo y alabo al Señor por todo el bien que ha concedido a la Iglesia a través de nuestra Parroquia San Lucas. Cincuenta años significan proyectos, ilusiones, trabajos, dificultades y bendiciones abundantes que Él ha permitido en nuestras vidas, en la de tantos hermanos y hermanas que se vincularon en este largo tiempo con la comunidad de San Lucas.
Deseo recordar ("pasar en el corazón") a tantos sacerdotes, religiosas/os y laicos que han participado con lo mejor de sus vidas para beneficio de la comunidad cristiana y de la población de Pueblo Libre para la realización del Plan divino de Salvación.
La parroquia es el centro de la comunidad cristiana, comunidad de comunidades. Los hermanos que asisten aquí, encuentran la posibilidad de ser acompañados en la fe. A través de la vida espiritual, el seguimiento pastoral y la acción de sacramentos, caminamos en un proceso de maduración que facilita a todos, crecer espiritualmente como católicos del siglo XXI en un discernimiento constante de la Voluntad de Dios en sus vidas.
Las diversas realidades existentes en nuestra jurisdicción parroquial, requieren una acción ministerial y pastoral en general que pueda ser conjugada con la actividad cotidiana de los fieles y con las demandas propias de la iglesia. Por tal motivo, ofrecemos hoy una diversidad de servicios que consideran la vida espiritual como base y centro de nuestra labor con los servicios que ayuden y faciliten la unión de los hermanos favoreciendo su integración personal. Un ejemplo de esto lo constituye el apoyo psicológico, ; el apoyo educativo y la promoción permanente de las virtudes como núcleo de una convivencia iluminada y bendecida por el Señor.
La presencia de diversas comunidades de consagrada tanto de mujeres como de varones, así como de movimientos laicales enriquecen el hoy de la acción pastoral de nuestra Parroquia como en todos estos cincuenta años. Los distintos carismas son un testimonio vivo de la acción del Espíritu Santo. Todos apoyan a la comunidad diocesana, participan y animan especialmente a los niños, jóvenes y enfermos. Les proponen la manera más certera de ser y sentirse parte y miembros vivos de la Iglesia.
Hoy requerimos de una propuesta nueva, un conjunto de conceptos, de criterios que favorezcan el nacimiento de espacios de participación y dinamismo en la Iglesia Católica que asuma los retos de una Nueva Evangelización en medio de un mundo secularizado, con mentalidad hedonista y un consumismo desbordado. Por este motivo la incentivación y formación de personas comprometidas desde la certeza de que Dios sigue llamando hoy son y deben seguir siendo claves de vida empezando por nuestras parroquias.
El Santo Padre nos habló claramente denunciando un relativismo que afecta no solo las bases más profundas de la realidad social sino también el sentir y la adhesión espiritual de los fieles. Tal relativismo va minando poco a poco nuestro ser causando la indiferencia en la dinámica de la convivencia y excluyendo la misericordia, la compasión y la caridad, bases de la vida de fe.
Queridos hermanos/as, cuando toda la Iglesia cruza el umbral del Año de la Fe por os cincuenta años del Concilio Vaticano II, nuestra Parroquia –surgida al calor de este acontecimiento eclesial-, y yo como pastor actual deseo recordarles que la mejor celebración, como dice el Evangelio será un corazón renovado, un hermano reconciliado, una historia personal iluminada y restaurada. Un varón o mujer sustentados con el alimento espiritual de la Palabra en la cual, encuentren cotidianamente la fuerza que procede de lo alto.
Para que cada uno de nosotros, experimente la Gracia del Jubileo, viva la alegría de la comunión como comunidad viva reciban la bendición del Señor Jesucristo, Señor de nuestras vidas. Que El te bendiga abundantemente a ti, a tu familia, te cubra con su Misericordia y nos llene a todos de su Paz. Se lo pido con todo afecto a Nuestra Madre Santa María, Puerta de la Fe, Estrella de la Misión.
Pueblo Libre, Octubre 2012
Pbro. Héctor Casas Machado.
Párroco