La Gran Vía, la principal arteria de Madrid durante los comienzos del siglo XX, cantada en sainetes y zarzuelas, punto de reunión, lugar de paseo, centro comercial, escaparate de las clases pudientes y símbolo de la renovación arquitectónica del Madrid decimonónico, se ha convertido en una calle constantemente congestionada tanto por los automóviles como por los ríos de personas que a ciertas horas del día recorren sus aceras repletas de tiendas, cines, discotecas, bares, restaurantes, quioscos o librerías.
La historia de la Gran Vía comienza en abril de 1910, cuando Alfonso XIII, empuñando una piqueta de oro, dio comienzo a las obras de demolición de un buen número de casas y calles para abrir esta moderna arteria proyectada al estilo de París, ciudad que a principios del siglo XX marcaba la dinámica urbanística del resto de capitales europeas. Un siglo después, el vial conserva todo su esplendor e historia.
La Gran Vía madrileña vista desde la plaza de Callao./Felipe Gabaldón
La Gran Vía nace en la calle de Alcalá y muere en la Plaza de España. Muestra tres secciones bien diferenciadas. La primera, de Alcalá a la Red de San Luis, presenta los edificios más antiguos con recuerdos de los aires parisinos que impregnaron la capital de España. Un bello ejemplo es el edificio Metrópolis, diseñado en 1905 por arquitectos franceses, decoración decimonónica y coronado por la escultura en bronce de una Victoria alada, de cuatro metros de altura y suspendida a 44 metros del suelo.
En el segundo tramo, de influencia neoyorquina, destaca el edificio de la Telefónica, el primero con voluntad de rascacielos construido en Madrid (1920) gracias al proyecto de Ignacio de Cárdenas y al arquitecto de la International Telephon Telegraph, Lewis S. Weelk. La decoración pseudobarroca de la fachada resultó anacrónica, incluso en su época, en comparación con el resto de edificios circundantes. Tiene 90 metros de altura.
La arteria madrileña a su llegada a la Plaza de España./Manuel M. Vicente
Aunque con la Gran Vía desaparecieron cuatro calles, dos conventos y un mercado, su trazado respetó el Oratorio del Caballero de Gracia (1916), uno de los edificios más emblemáticos de Juan de Villanueva, el artífice del Museo del Prado. Le suceden el centro comercial Sepu, en su día uno de los mejores pero hoy anticuado, el palacio de la Música, antiguo auditorio convertido en cine, el cine Avenida y el edificio del palacio de la Prensa.
El tercer y último tramo discurre de la plaza de España a la plaza de Callao donde se alza el edificio Carrión llamado popularmente Capitol, construido en 1931 según planos de Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced. El cine Capitol, en la planta baja del edificio, conserva la esencia del modernismo. Junto a otros inmuebles de la Gran Vía recuerda al Broadway neoyorquino, función que tuvo esta avenida en los años cincuenta aunque con menos candilejas. El cine Rialto se inspiró en el Roxy; el edificio Hispano Americano luce una gran escultura de Vitorio Macho.
El edificio de Telefónica situado en la Gran Vía./Manuel M. Vicente
Durante el trayecto surgen dos construcciones finalizadas en 1933. La primera, el edificio Carrión, que estaba emparentado con el expresionismo alemán y con los rascacielos de la Gran Manzana, y sus rasgos modernos fueron la torre y el sistema de aire acondicionado, pionero en Madrid. El segundo es el Cine Coliseum, cuya fachada a modo de cascada salvaguardaba el bloque de casas de lujo donde vivió la cupletista Concha Piquer.
Además de muestrario arquitectónico de primer orden, la Gran Vía refleja la incipiente sociedad de consumo madrileña, ya que en ella se instalaron los suntuosos escaparates de las tiendas de lujo y las primera galerías comerciales. Buena prueba de ello es el Edificio Madrid París (1924)
También tiendas acogía y acoge el Edificio Casa Matesanz (1923), que por entonces recordaba a aquellos que se estaban levantando en la ciudad de Chicago. Fue construido por Antonio Palacios, encargado a su vez de diseñar el Círculo de Bellas Artes, el Palacio de Telecomunicaciones y las primeras estaciones del metro de la capital.
Edificio Metrópolis de la Gran Vía./Lev
El vistoso paseo arquitectónico que se ha organizado el viajero lo puede culminar en el inmueble más moderno de los diez: la Torre de Madrid, inaugurada en 1960. Con 142 metros de altura, fue durante siete años el edificio de hormigón más alto de Europa e icono de la nueva España franquista por aquel entonces.
La nostalgia en blanco y negro se apodera del viajero al rememorar los orígenes de la Gran Vía. Los orígenes y la evolución del conocido como Broadway madrileño se suceden a modo de rápidos fotogramas en este interesante vídeo exhibido por TVE que os muestro a continuación. Para vuestro deleite:
Dónde dormir: Hotel Tryp Gran Vía; C/ Gran Vía, 25; 28013 Madrid; teléfono: 915221121.
Dónde comer: Restaurante Mercado de la Reina; C/ Gran Vía, 12 (Madrid); teléfono: 915213198.