Revista España

Grande Extremadura

Por Yopo
Grande ExtremaduraHe comenzado el año con buen pie en lo que a ocio se refiere. Hace unos días estuve en Extremadura, pisando una de las tierras más desconocidas para mi hasta ahora, comiendo muy bien, visitando grandiosos monumentos, disfrutando del buen tiempo y comiendo muy bien. Espera, eso ya lo había dicho. Pero sí, fueron unos días de turismo gastronómico también! :D

El destino principal era Mérida, aunque nos decantamos por coger el hotel en Cáceres, dado que había más variedad y mejores precios. Así también aprovechamos para conocer una pequeña joyita de nombre Ciudad Monumental que pone a Cáceres muy arriba en mi lista de destinos sorprendentes. Mi incultura alcanza niveles preocupantes en algunas cuestiones, y el patrimonio cultural es una de ellas. Resulta que la Ciudad Monumental de Cáceres fue la tercera de Europa en ser declarada Conjunto monumental, y también es Patrimonio de la Humanidad. Ahí es nada. La verdad que es una auténtica pasada y está muy bien conservada. Cruzar el Arco de la Estrella, que da acceso a la Ciudad Monumental, es como traspasar el umbral del tiempo y adentrarse en la Edad Media. Cuando cae la noche las calles son más bellas aún y la magia se hace presente, sientiendo algo especial en cada muro, en cada calle, en cada esquina. 

Cáceres fue la sorpresa sin duda, pero Mérida no nos dejó indiferentes. El Anfiteatro y sobre todo el Teatro Romano de Mérida bien merecen la visita. Te quedas sin palabras al contemplar la maestría con la que construían antaño, y esas obras de arte cuyos restos han llegado hasta nuestros días. Además es una ciudad con muchas cosillas para ver, ya que cuentan con otros restos romanos repartidos por la ciudad, un precioso acueducto en ruinas que tiene un encanto único, y por supuesto el Museo de Arte Romano, altamente recomendable. En Mérida también pudimos degustar unas cuantas exquisiteces extremeñas, como la morcilla típica, muy especiada pero riquísima, la torta del casar, la patatera, y por supuesto el auténtico jamón de pata negra. Sin palabras. Mención a parte merecen las migas, un plato que yo no había tenido la ocasión de probar, y que es muy sabroso.
Grande ExtremaduraLa última parada del camino era Badajoz, completando así el trío extremeño por excelencia. Aunque seguro que nos quedaron otros sitios maravillosos por visitar, como Plasencia, Guadalupe o Trujillo, lugares de los que nos hablaron muy bien. De todos modos, Badajoz le puso una buena guinda al pastel, digo, al viaje. Es una ciudad con reminiscencias árabes que me sorprendió por su modernidad, su actividad comercial y sus rincones de ensueño. Es el caso de la Alcazaba, con una muralla totalmente paseable desde las que se tienen las mejores vistas de la ciudad. Lo mismo ocurre con la Plaza Alta, un lugar único que parece sacado de una ciudad argelí como poco. Sin duda, Badajoz tiene mucho más de lo que parece a simple vista.
Con esta escapadita corta comienzo el 2014 con ganas de más. Muy pronto tendréis noticias viajeras mías. Mientras tanto os tendréis que conformar con mi prosa de a pie, con mis andanzas del día a día, y mis retazos de vida en este mundo de locos... :D

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