La belleza es una mierda, como casi todas las cosas que no se eligen. Es una riqueza mal repartida, si es que alguna riqueza lo está. Adán tuvo suerte, debió ser el tío más afortunado de la historia. Como mucho, Eva podía compararle con gorilas y ornitorrincos. Ahora hay infinidad de envoltorios y cada uno pasea el suyo con el orgullo que puede. No quedan otros huevos. La belleza nos persigue y algunos escapan demasiado rápido. Apenas has perdido el cordón umbilical y ya te están juzgando: "Ay qué preciosidad" "Ay qué gordito" "Ay qué calvito" "Ay qué ojazos tiene". De crío el aspecto no preocupa, eres guapo y punto. Mamá lo dice tanto que te lo tienes que creer, creemos hasta en los reyes magos. De mayor hay pocas alabanzas por "gordito" y "calvito", curioso. El golpe con la realidad llega en primaria, cuando el tonto de turno te saca mote. Qué bien se le da a los tontos insultar, los más rápidos del oeste. Desde ese instante el mundo deja de oler tan bien y la semilla de la preocupación comienza a germinar.
Despertarse por la mañana sabiendo que eres guapo tiene que ser una auténtica maravilla. Yo hasta madrugaría para poder regocijarme durante más horas. Conseguir números de teléfono sin tener que pedirlos, enamorar con un guiño, comprar preservativos sin dejar que caduquen. El guapo juega en primera y siempre es finalista de la champions ligue. Para ganar solo necesita estar, que no es poco. El guapo no teme otros hombres, pues sabe de sobra que va bien armado. Qué paz interior, qué seguridad en el caminar, qué tranquilidad alberga. Nada de perder el tiempo con estrategias, flores, chistes o piropos como hace el feo. Le basta con dejarse querer. El feo está abonado al descenso, no le benefician los árbitros y se lo juega todo a un partido. El feo es sufridor, luchador, estratega. Busca debilidades, las aprovecha y no vence sin sacrificio. Celebra los goles cual animal y se conforma con el calor de la afición, de los amigos, durante la época de sequía. En su situación, irónicamente, vive casi tan tranquilo como el guapo, pues acepta su destino y sabe a lo que aspira...A la permanencia.
Siempre es bueno quererse a uno mismo
Probablemente, quién más tiempo pierde cuestionándose su condición es el normal ¿Qué narices significa ser normal? Está en tierra de nadie, en mitad de la tabla, en otra dimensión. No destaca ni por bueno ni por malo, no sabe a qué afiliarse. Se siente feo junto al guapo y guapo junto al feo. A solas ni siquiera sabe quién es, pasa desapercibido, padece crisis de identidad aguda. Hoy aprueba, mañana suspende y pasado saca notable. Su autoestima varía más que un Pokémon, es la línea entre el amor y el odio. Ligando se vuelve majara pues no sabe a qué dedicarse "Esa es muy guapa...Esa es muy fea...Esa demasiado normal". Mira de un lado a otro cual árbitro de tenis y entre dudas pasa la noche. Regresa a casa cabizbajo, incomprendido, perdido. Casi guapo...casi feo...casi. No hay nada peor que no saber.Compartir es vivir, utiliza los botones.