Parece que Grandes Esperanzas fue escrita por Dickens para que Helena Bonham Carter se luciera como la extravagante señorita Havisham. Cuando Bonham Carter aparece en escena, acapara la pantalla, aunque se halle visualmente en un segundo plano. Es la novia cadáver encarnada, con movimientos de marioneta, y voz de niña, de mujer despechada y reina malévola según el aire.
LA SEÑORITA HAVISHAM
La interpretación de Helena Bonham Carter es comparable a la de Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane? De manera que si Grandes Esperanzas de Mike Newell es recordada en el futuro, será gracias a la esposa de Tim Burton. Y es que… resulta grotesco vestir con las ropas de una niña o adolescente casadera cuando se tienen arrugas alrededor de los ojos.
Los espectadores quisiéramos que la película discurriera por completo en la masión de la señorita Havisham, con los niños Pip y Stella, que sirven al entretenimiento de la extravagante mujer. Una atmósfera de insania que por momentos nos recuerda a Una vuelta de tuerca, aunque el cariño que se profesan los niños es inocente. Sin embargo, ni Havisham ni los niños son los protagonistas de la película. Es Pip adulto, y cuando eso sucede, entramos en los momentos atropellados de la historia.
LAS NOVELAS POR ENTREGAS
Las novelas por entregas son un fenómeno del siglo XIX. Cada novela se publicaba en tanto hubiera lectores interesados en ella. Para atrapar a los lectores, los escritores creaban constantes sorpresas, cambios de fortuna, daban pie a casualidades increíbles, inventaban personajes extravagantes, personajes realmente malvados y criaturas que sufren los avatares del azar.
Grandes Esperanzas, de Charles Dickens, fue publicada por primera vez como una novela por entregas. Todo esto puede ayudar al lector que desconozca la obra y su forma de publicación, a evaluar qué complicado resulta adaptar la obra de Dickens al cine. Esta es una empresa que han intentado con desigual resultado directores como David Lean, Alfonso Cuarón y ahora Mike Newell, entre otros.
ARGUMENTO
Pip (Toby Irvine) es un niño huérfano que vive con su hermana y Joe (Jason Flemyng), el esposo. La película comienza cuando Pip da alimentos y una lima a un preso evadido (Ralph Fiennes). Poco después, la extravagante señorita Havisham (Helena Bonham Carter) contrata los servicios de Pip para que le divierta. Pip conoce a Stella (Helena Barlow), una jovencita altanera, educada por Havisham para tratar con desprecio al género masculino.
Cuando Pip (Jeremy Irvine) crece, un anónimo benefactor otorga al joven dinero y un tutor para que lo instruya como caballero. Pip se marcha a Londres con la intención de convertirse en una persona digna del amor de Stella (Holliday Grainger).
Dicho así, el argumento no parece complicado, sin embargo, la novela de Dickens es profusa en cuanto a acontecimientos y personajes. Una serie de televisión sería el formato adecuado para contener tantas peripecias y caracteres. Dentro de 128 minutos sólo caben dos posibilidades: meter la tijera o acumular hechos atropelladamente.
ACUMULACIÓN DE ACONTECIMIENTOS EN LA SEGUNDA MITAD
La adaptación de Mike Newell pretende ser fiel a la obra de Dickens y se ve obligada a acumular hechos y personajes en la segunda mitad.
La primera mitad transcurre entre el campo y la mansión de Havisham con dos tonos distintos y complementarios. Por un lado, Pip y su tío (un Jason Flemyng en estado de gracia) mantienen una relación de cariño, de risas y complicidad. Por contra, la mansión de la Srta. Havisham es sombría, y sólo Stella consigue llevarlo a momentos de ensoñación.
Cuando Pip es adulto y se marcha a Londres para educarse como caballero, se rompe el tono: la película sigue siendo interesante, pero se vuelve atropellada.
Pip conoce a nuevas personas, a jóvenes caballeros que se comportan como patanes (eso sí, saben utilizar los cubiertos) y descubre hechos sobre la señorita Havisham y sobre Stella que le conmueven. Sin embargo, el espectador no se emociona.
La historia aleja a Pip de Stella, y ella desaparece durante gran parte del metraje. Pip no actúa como el héroe que se esfuerza en encontrarse con Stella, al contrario, vive como un caballero dilapidando dinero. Sólo se interesa realmente por Stella cuando aparece un rival amoroso, un tipo descrito como una araña, que prevemos con un antagonista de peso. Sin embargo, la rivalidad se queda en agua de borrajas.
El Pip niño, valiente, decidido, se ha convertido en un jovencito caprichoso. Tan sólo muestra como adulto dos momentos de heroísmo o más bien impulsivos, que no tienen consecuencias. Estocoloca a Pip como un héroe sin iniciativa y sin resultados. Por una cosa o por otra, tanto el tutor como el anónimo benefactor resuelven las dificultades que aparecen en la vida de Pip.
Con todo, Grandes Esperanzas es una película agradable de ver. Además, el espectáculo interpretativo de Helena Bonham Carter como la señorita Havisham queda para la memoria.