Siguiendo la línea de la llamada
McDonaldización de la sanidad, es posible preguntarse si existe este concepto en la gestión sanitaria. Estamos hablando de si los principios de la famosa cadena de comida rápida son aplicables al mundo de la gestión sanitaria, principalmente por parte de jefes, gerentes y otros directivos. Y no nos referimos a la comida basura ni nada parecido.Uno de los elementos más llamativos de este concepto es la repetición y el uso masivo de las fórmulas que funcionan, es decir, analizar el entorno y generar unas acciones y unas herramientas comunes sabiendo que van a tener éxito. En gestión ocurre algo similar: hay una serie de medidas que se aplican por todos los gerentes/políticos/jefes y que suelen dar buena prensa. Por ejemplo, en pleno 2018 aplicar medidas de humanización, responsabilidad social corporativa, acreditación de la calidad y modelos de resultados basados en el valor son como apostar a un caballo ganador. Siempre que los citas, arrasas. Muchos centros lo hacen por convicción, porque se lo creen y además han trabajado duro, pero algunos no son así, y se nota. Esos que venden la humanización pero sus directivos no saben que ellos también deberían dar ejemplo.Tal vez la organización sanitaria que busca portadas y éxitos fáciles tenga unos niveles de eficiencia muy bajos o no sea capaz de generar una cultura de seguridad del paciente adecuada, pero el eco de la prensa especializada (que generalmente adora estas medidas) o las conferencias en congresos y jornadas contando un proyecto que ya ha sido contado treinta veces (en años anteriores y por otros gerentes) conseguirán que la imagen de este hospital (o centro de salud) sea mucho mejor. Y como colofón, por si alguien lo había olvidado: la reputación y la imagen no siempre correlacionan con la calidad y la excelencia.