Revista Cultura y Ocio

Grandes historias de cosas pequeñas-4: El lento hachazo del árbol sobre la roca.

Por Jesús Marcial Grande Gutiérrez
Grandes historias de cosas pequeñas-4: El lento hachazo del árbol sobre la roca.
En los cortados de piedra arenisca del barranco de la Virgen de la Hoz, siguiendo el curso del Río Gallo y al lado de la carretera; aún se alzan los pinares que proporcionaban materias primas a los "gancheros" que tan bien retrató José Luis San Pedro en "El río que nos lleva". Paseando, muy cerca del santuario del mismo nombre, encontré este pino que tuvo su infancia, como he visto muchos en el parque del Alto Tajo, acomodado en alguna pequeña grieta rocosa. El poderoso empuje de la vida, el anhelo por crecer, lo han hecho abrirse paso, literalmente a hachazos, entre el duro corazón de aquella roca madre que le albergó en su seno. No deja de admirarme la colosal batalla de los seres vivos por sobrevivir. El empuje diario, el trabajo constante que los permiten abrirse paso frente a obstáculos aparentemente insuperables. Más que el terrorífico poder de los explosivos, lo que mueve las montañas son los pequeños seres vivos empujando día a día con tesón, la lenta (pero formidable) labor de las hormigas, el lento y cansino viaje del agua sobre un lecho rocoso que, en el transcurso de una larga vida geológica asesta un hachazo descomunal a la corteza terrestre provocando un Tajo que nos asombra. 

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