Revista Insólito
Stonehenge es un monumento megalítico, tipo crómlech, de la Edad del Bronce situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire, Inglaterra, a unos trece kilómetros al norte de Salisbury.
Stonehenge está conformado por grandes bloques de piedra distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. La exterior, de treinta metros de diámetro, está formada por grandes piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban coronadas por dinteles, también de piedra,... Ver más quedando hoy en día sólo siete en su sitio. Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Éste encierra una estructura con forma herradura construida por piedras de arenisca del mismo color. En su interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como «el Altar».
Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están cortados por «la Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y tres kilómetros de longitud, aproximadamente. Cerca se halla la «Piedra del Sacrificio». Enfrente se encuentra la «Piedra Talón». Está compuesto de un gran círculo de grandes megalitos cuya construcción se fecha hacia el 2500 a. C. El círculo de arena que rodea los megalitos está considerado la parte más antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C.
En su comienzo era un monumento circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a muchos otros situados en el sur de Inglaterra.
Finalmente el monumento tomó su aspecto actual, para lo cual transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales y la piedra del «Altar» fue traída desde una región cercana a Milford Haven.
Stonehenge era parte de un complejo ceremonial mucho más grande, que incluía círculos de piedra y de madera y avenidas ceremoniales. Las excavaciones realizadas por el proyecto Stonehenge Riverside, dirigido por el arqueólogo Mike Parker Pearson de la Universidad de Sheffield, permitieron encontrar muy cerca de Stonehenge, un asentamiento de cerca de mil casas. De acuerdo con las evidencias encontradas, estas casas solamente se usaban unos días al año y no se trataba de una aldea habitada permanentemente.
A poco más de tres kilómetros de Stonehenge, en Durrington Walls, fue encontrado un amplio trabajo circular en el terreno, veinte veces más extenso que Stonehenge, rodeado por una zanja y un banco. Allí estuvo levantada una construcción de madera, ahora denominada Woodhenge, con un diseño similar al de Stonehenge y construida en el mismo siglo. Woodhenge estaba unido al río Avon por una avenida ceremonial recubierta de pedernal.
La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero se supone que se utilizaba como templo religioso, monumento funerario u observatorio astronómico que servía para predecir estaciones.
En el solsticio de verano, el Sol salía justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que los constructores tenían conocimientos de astronomía. El mismo día, el Sol se ocultaba atravesando el eje del Woodhenge, donde se han encontrado multitud de huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban grandes fiestas, probablemente al anochecer.
Han sido encontrados 240 entierros de restos humanos previamente cremados, datados entre el año 3030 y 2340 adC. Dado el poco número de entierros para un período tan largo, se estima que no se trata de un cementerio para la generalidad de los muertos sino para determinadas personas escogidas. Para los paganos, la piedra era el símbolo de "lo eterno", servía para marcar o delimitar puntos energéticos terrenales (telúricos) y hasta para albergar espíritus elementales. Así es que Stonehenge podría haber sido utilizada junto con Woodhenge en ceremonias religiosas de culto a los muertos y a la vida tal vez simbolizada por el círculo de madera.
Según el mismo Hawking, los Agujeros de Aubrey servirían también para la predicción de eclipses. Esta afirmación despertó en su momento las iras del mundo arqueológico, pero las comprobaciones posteriores del famoso astrónomo Fred Hoyle confirmaron este hecho, si bien utilizando para ello un sistema distinto al de Hawking.
La investigación de Hoyle ha demostrado la existencia de un calendario solar en los agujeros de Aubrey; calendario que resulta el desplazamiento de una bola de yeso esculpida de dos en dos agujeros cada trece días. Esta bola, que representa el sol, completará la vuelta a los agujeros en 365 días, si se introduce una corrección en el momento de los solsticios. Añadiendo a este calendario tres bolas más, en función de la luna y los nodos ascendente y descendente, Hoyle consiguió vaticinar con éxito todos los eclipses, tanto solares como lunares.
De esta forma, los constructores de Stonehenge cumplían ya con la primera necesidad de un centro energético: la predicción de los movimientos estelares. Vaticinando los eclipses sabían de antemano cuando descendería la actividad telúrica, y conociendo la fecha del equinoccio de primavera, podían convocar a los fieles en el preciso momento en que esta fuerza aparecía con todo su poder generador.
De acuerdo a la ubicación y alineación astronómica de estas piedras, se puede hablar de una segunda función importante, básica en todos los centros energéticos: la presencia del mineral cuarzo. En este centro se uso la piedra arenisca, como en otros el granito, pero en todos deberá estar presente el cuarzo, porque sin él, podemos afirmar que no existiría una auténtica capacidad energética. Por tanto, Stonehenge como decenas de trabajos arquitectónicos vibracionales del viejo mundo (en Egipto, India, América, África) se los considera lugares de generación cosmo-enegética que cumplen con la finalidad vibracional de mantener en equilibrio el hábitat y sus elementos.
Esta idea de templos vibracionales vivientes, que sería su tercera función y finalidad, data desde que el hombre tomó conciencia de su entorno, el medio, y la manutención de éste para su propio beneficio bio-energético. No por nada estos centros nunca han podido ser erradicados, ni desbastados, aunque hubo muchos intentos. Es así que cada construcción, diseño y montaje de materiales cuenta con un estudio previo basado en geometrías cuánticas y composiciones astro-sensibles de los materiales y minerales, una suerte de alquimia de los elementos de forma natural. Todos detalles que la nueva humanidad ha perdido por el afán de simplicidad y comodidad, tiempos y no esperar los procesos de consolidación energética de una nueva obra. No por nada las construcciones modernas en una gran mayoría, luego de algunos años comienzan a presentar cierto déficit de final de obra, como ser rajaduras, deterioro de materiales y hasta derrumbes. No por nada, el Feng Shui es materia de todos los tiempos, en cada país con su nombre, pero que cumple con la finalidad de orientación energética y vibracional de cada ambiente, de cada material a utilizarse, y el estudio del mismo terreno donde desarrollar la edificación.
fuente:Denys Oliver