"(...) Cuando el tiburón se acercaba al primer hombre él empezaba a patalear y gritar. A veces, el tiburón se iba, y a veces no se iba. A veces, ese tiburón lo miraba a uno, lo miraba directamente a los ojos. ¿Sabe una cosa sobre los tiburones? Tienen ojos sin vida. Ojos negros, como los de un muñeco. Cuando se acercan a uno, parecen estar sin vida, hasta que muerden y esos ojos negros se vuelven blancos y entonces...Entonces se oyen esos gritos de terror terribles y el océano se vuelve rojo. A pesar de todo el pataleo y el griterío, ellos vienen y lo despedazan a uno (...)".