"(...) Solía traer aquí a una jovencita a nadar hace más de veinte años. Fue después de que mi mujer perdiera el juicio. Mis hijos habían muerto. Supongo que yo y esa chica estábamos bastante locos. Y muy enamorados. Veníamos aquí a caballo y nadábamos desnudos. Un día quiso cruzar nadando a caballo al otro lado. Era una locura, pero lo hicimos (...)".