En este volumen presentamos las cuatro novelas fundamentales de H. G. Wells, centradas en temas que siguen preocupando en la actualidad y continúan marcando el camino de la investigación científica, con todo lo que tiene de positivo y negativo: el viaje en el tiempo, la invasión extraterrestre, la enajenación mental que puede provocar la ciencia y la manipulación genética. Son cuatro novelas, en definitiva, que siguen teniendo vigencia a principios del siglo XXI.
He aquí uno de mis eternos autores pendientes, H. G. Wells. Conocido como uno de los padres y precursores de la ciencia ficción contemporánea, sus obras son ampliamente conocidas por todos, incluso para aquellos que nunca han leído ninguna de sus novelas... Una de las causas, y como le pasa a muchos otros clásicos, son las numerosas adaptaciones cinematográficas que se han hecho a lo largo de todos estos años. Sin embargo, si hay algo que odio es quedarme con la imagen mental o mensaje parcial del cine, y no crearme una idea propia. Aprovechando que hace poco RBA editó una recopilación de las novelas más conocidas del autor, decidí probar suerte. Tenía intención de hacer una reseña conjunta pero, después de pensarlo un poco, me di cuenta de que sería un gran error. Así que haré, o intentaré hacer, una reseña de cada uno de ellos: La máquina del tiempo, La isla del doctor Moreau, El hombre invisible y La guerra de los mundo.
El que hoy tengo entre manos es La máquina del tiempo, historia que me ha sorprendido muy gratamente. Como digo, tenía una idea ya formada y que se ajustaba poco a la realidad. Nos encontramos con un libro de unas escasas cien páginas, pero que para nada resulta deficiente en ningún sentido; no le sobra ni una coma, y ciertamente no le falta ni un punto. Y esto teniendo en cuenta que no profundizamos en muchas cuestiones que, posiblemente, en cualquier otra novela de este género habría sido imprescindible. Un ejemplo de ello es la máquina que utiliza el viajero, de la cual poco sabemos excepto los materiales de los que a simple vista está formada, así como todo lo relacionado con el cómo ocurre, e incluso el nombre del protagonista. La razón principal de la carencia de dichos detalles es el planteamiento de la novela, centrada más en la crítica social y moral que en la ciencia ficción en sí.
Comenzamos la historia en el siglo XIX, época del viajero en el tiempo, en una reunión de éste con varios amigos. En ella les expone su intención de viajar en el tiempo y les enseña una maqueta a escala pequeña de la máquina. Esta primera parte está narrada por uno de los invitados del viajero, personaje del cual tampoco conocemos su nombre. Ninguno queda convencido, pero pocos días después, en una nueva reunión, aparece en unas condiciones pésimas, momento en el que se dispone a contarles, ahora sí, su aventura en el futuro. En este punto cambiamos de narrador para dar paso al relato de el viajero en el tiempo.
Creo que en aquel momento ninguno de nosotros creyó en la máquina del tiempo. Lo cierto es que el viajero era uno de esos hombres que son tan listos que nadie los cree. Nunca tenías la sensación de saberlo todo de él; tras su franqueza lúcida siempre sospechabas alguna reserva sutil, alguna ingeniosidad emboscada.Casi todo el resto de la historia -y digo casi- transcurre ya en el futuro, año 802701, donde va a parar el viajero. Allí encontrará un panorama totalmente diferente a lo que él esperaba. Tal y como lo describe, se trata del crepúsculo de la sociedad. Nada tiene que ver con el siglo XIX, sin embargo el viajero intentará buscar diferentes explicaciones que relacionen su época con ésta, así como conjeturas sobre la causa de esa evolución. Uno de los mayores ejemplos es la especie que encuentra nada más llegar: los eloi. Evidentemente descendientes de los humanos, son unas criaturas pequeñas, hermosas, pero débiles y frágiles. Sin demasiada inteligencia y totalmente ajenas a cualquier peligro, viven despreocupadamente, sin trabajar, sin enfermedades, sin luchas, alimentándose de frutos... En un primer momento incluso puede parecer que viven en el paraíso. Varias de las hipótesis que plantea Wells no hacen más que reflexionar sobre nuestra especie y el futuro al que nos dirigimos. Aunque las cosas cambian un poco cuando entran en juego los morlocks: totalmente opuestos a los eloi. Criaturas subterráneas, carnívoros, repulsivas, blanquecinas, con ojos enormes y parecidas a arañas humanas, dan una nueva visión al viajero de ese futuro incierto. Aquí es cuando se puede apreciar una clara crítica y alusión a la diferencia de clases del siglo XIX. Ambos, eloi y morlocks vendrías a ser descendientes de los humanos, pero ahora convertidos en dos animales distintos; uno proveniente de los capitalistas y otro de la clase obrera. Unos en el exterior sin preocupaciones, y los otros en el subsuelo, aunque mucho más difíciles de analizar; se tratan de seres más complejos que los eloi. Durante su estancia en esta época seremos también testigos de sus aventuras; sucesos que pondrán en peligro su vida, así como su vuelta en el tiempo. Y como decía más arriba, la historia no queda sólo en el 802701, sino que seremos testigos de otras épocas, provocando -por lo menos a mí- una sensación de pesimismo bastante grande. Por otra parte, el final -del que no diré nada- me ha parecido simplemente perfecto.
Aunque se trate de una obra escrita a finales del siglo XIX, el estilo de Wells es bastante claro y directo, con un ritmo ágil que en ningún momento se hace pesado. Además las descripciones son las justas y necesarias. Por alguna razón temía encontrarme con una historia densa de ciencia ficción, pero nada más lejos de la realidad; se trata de una novela -creo- ideal para cualquier edad... Eso sí, el mensaje que encierra es harina de otro costal. He disfrutado tanto con las hazañas de el viajero en el tiempo, como con todas las deducciones. Quizá la visión que tenía Wells de esa evolución hacia dos razas diferentes, crítica más de la sociedad de su tiempo que de otra cosa, pueda parecerme un poco desfasada a causa de los cambios que se han producido en el último siglo, pero no así todo lo que provocó el declive del ser humano. Hay muchas cosas que aprecio de de una buena novela, pero la que más es, sin duda, la necesidad de reflexionar después de haber terminado la lectura. Pocas veces me pasa y cuando ocurre se agrace, y mucho. Dice mucho a favor de una historia y de su autor.
Puntuación: 4,5/5