Gertrude Jekyll en el jardín de Munstead Wood. Retrato de J.B. Tanckard.
Con el paso de los años, Miss Jekyll jamás perdió el favor del público y de su clientela, a pesar de las nuevas tendencias que llegaron con el s. XX, orientadas a propiedades más pequeñas y al ahorro en mano de obra.
Escribió con asiduidad, tanto colaborando en revistas especializadas como haciendo sus propios libros, que, a día de hoy, conservan su vigencia. Fueron un total de trece libros, que continúan editándose. Ella no entendía de "modas" en jardinería, sólo entendía maneras correctas/no correctas y estéticas/no estéticas.
"Si he hecho especial énfasis en la jardinería tenga un efecto bello, es porque se trata de la manera en la que más me gusta la jardinería, y, sobre todo, es la que, bajo mi punto de vista, aporta la mayor satisfacción. Soy fuertemente partidaria del tratamiento de jardines y y bosques de un modo pictórico, en especial con grandes efectos, y, en segundo lugar, con menor número de incidentes bellos, y para eso, disponer plantas y árboles y zonas de césped de manera que parezcan felices, como en casa, sin aparentar esfuerzo alguno en que así sea. Intento dar belleza y armonía por todas partes, sobre todo, armonía de color. Un jardín así tratado transmite un delicioso efecto de reposo, y de frescura, y el más puro disfrute de la belleza, lo que es, bajo mi punto de vista, la mejor manera de conseguir su objetivo".
Desde el porche, acuarela de Helen Allingham.
Otro de los aspectos más interesantes de la carrera de Miss Jekyll fueron sus trabajos con clientes extranjeros. Diseñó magníficos jardines para clientes de Estados Unidos. Utilizaba el plano, las fotos del lugar, estudiaba el clima y flora autóctonos, etc. Establecía, además, una estrecha relación por correspondencia con sus clientes de ultramar.
Su primer trabajo fue en 1914, para el matrimonio Groesbeck de Ohio (USA).
La Sra. Groesbeck le escribe:
"El Sr. Groesbeck y yo hemos llegado a la conclusión de que su idea paa la posición de la casa es mejor...habíamos pensado colocar [los otros edificios] al pie de la colina..., pero quiero que comprenda que no tratamos de imponer nuestras ideas sobre usted...porque, desde luego, sus ideas son infinitamente mejores, y tenemos plena confianza en que cualquier cosa que decida, será mejor."
Este tipo de confianza en la capacidad de Miss Jekyll, en mi opinión, se debía no sólo por la reputación internacional de sus trabajos, sino también a su espíritu de trabajo, que le hacía tomar cada proyecto como si fuera el primero, puntualizando todos los detalles.
Era en extremo sociable, hablaba largamente con sus amigos y clientes, los invitaba a tomar el té en Munstead Wood, y siempre trataba de hacer el jardín que ellos deseaban. A fin de cuentas, un buen jardín debe reflejar la personalidad de sus dueños.
Gertrude Jekyll falleció en Munstead Wood el 9 de Diciembre de 1932. Edwin Lutyens diseñó su mausoleo, e inscribió: Gertrude Jekyll-artista, jardinera, artesana.
"Una rosa es una rosa es una rosa".
Gertrude Stein.