Cuando pensamos en los villanos de Marvel, y del comic en general, suelen venirnos a la cabeza sujetos megalómanos como Doctor Doom, grandilocuentes como Magneto, o chalados como Green Goblin. Pero nos olvidamos de que hay otro tipo. Oh sí, lo hay.
Hay villanos que son tan realistas que directamente existen en el mundo en el que vivimos. Y Kingpin es uno de ellos.
Mientras que los demás villanos nos producen cierta admiración y devoción porque los consideramos 'personajes', en cierto sentido, Kingpin no genera esa emoción en nosotros. Es más, puede que él sea el villano que más miedo nos dé de todos, porque dominar el mundo es algo que suena infantil, así como ponerse unas mallas de duende o proclamarse el rey de los mutantes. Pero Kingpin tiene ambiciones que todos conocemos muy bien y, por desgracia, podríamos identificar fácilmente en nuestro propio entorno o contexto social; obtener dinero y poder, controlar el crimen, sobornar a los políticos, doblegar la ley. Eso es lo que hace que temamos tanto a Kingpin: sabemos que hay miles de Kingpins en el mundo, algunos muy poderosos, esperando su oportunidad.
El nombre real de Kingpin es Wilson Fisk, y como ocurre con muchos de los delincuentes más peligrosos, su esfera de poder es tan amplia que resulta casi intocable en términos legales. Eso lo sabe muy bien aquel que ha sido su enemigo declarado de toda la vida, el superhéroe conocido como Daredevil, otro personaje que no responde de manera clara al arquetipo clásico de héroe, siendo casi más un justiciero centrado en proteger su hogar, el terrible barrio de la Cocina del Infierno, uno de los peores de Nueva York.
La enemistad entre estos dos hombres es inevitable debido a que Kingpin es responsable de la muerte del padre de Daredevil cuando éste sólo era un chaval. A partir de ese momento jura acabar con su imperio del crimen, para lo que se dedica en cuerpo y alma en todos los aspectos de su vida: no sólo con la identidad de Daredevil, entrenando sus agudos sentidos, producto del mismo accidente que le dejó ciego por completo, sino también en su identidad civil de Matt Murdock, sacándose el título de abogado y colocando en primer plano el mundo judicial en los comics de Marvel.
Pero como todo buen señor del crimen que se precie, atrapar legalmente al muy respetable Wilson Fisk es una tarea casi inalcanzable. No sólo tiene dinero para parar un camión e influencia para dar y tomar, sino que sus crímenes siempre son cometidos por subalternos, de modo que nunca puede asociársele con los mismos de manera directa. Aun con todo, de tanto ir el cántaro a la fuente al final se rompe, y Fisk ha sido destronado en varias ocasiones, cayendo en desgracia para ser su hueco sustituido por líderes de bandas rivales, como Hammerhead o Silvermane. Pero siempre ha logrado volver: su codicia y su ambición son el combustible que inflama su portentosa voluntad.
Aunque la asociación de Kingpin con Daredevil parece indisoluble, los verdaderos fans del personaje saben bien que Spider-man es su otro gran enemigo, y muchas de las cosas más graves que le han sucedido lo han hecho en sus páginas, como la muerte de su amada esposa Vanessa, a la que Puñal se negó a salvar, o la detención de su hijo Richard, que a la larga precipitó su propia desgracia. Kingpin fue además el antagonista principal de Spider-man durante la serie de los 90, en la que se trazó un perfil perfecto del personaje, empleando por ejemplo la figura del lugarteniente, un segundo al que encarga la guerra contra los héroes urbanos. En la serie ese papel lo ejercieron Alystair Smythe y, posteriormente, Herbert Langdon, mientras que en los comics el lugarteniente más memorable haya sido quizás ese sujetillo gafitas, siniestro, calvo y con pinta de contable llamado El Arreglador.
No todos los enemigos de Kingpin desean llevarle a los tribunales, por otro lado. Los hay que les basta con hacerle desaparecer, y no sólo hablamos de clanes rivales: Punisher no se andaría con miramientos a la hora de matarle, pero una vez llegó incluso al extremo contrario, protegerle debido a que pensó, no sin cierta lógica, que si era depuesto la guerra de bandas por su sucesión sería más sangrienta que su reinado, relativamente estable.
Matar a Kingpin no es tarea sencilla, pues siempre cuenta con un asesino personal que responde a sus órdenes con presteza, y suelen convertirse en los primeros espadas que lanza contra sus enemigos. Los tres más notables han sido enemigos clásicos de Daredevil: la letal ninja Elektra, el mercenario Bullseye, que puede usar cualquier objeto como arma y no falla jamás, y María Tifoidea, una mujer psicótica y atormentada con terribles poderes de telekinesia y múltiple personalidad. Todos ellos eran controlables hasta cierto punto; en todo caso, vivían sin duda para su trabajo. Y por si eso no fuera suficiente, el propio Kingpin no es manco precisamente. A pesar de lo gordísimo que está, no hay un solo gramo de grasa en su cuerpo. Todo es puro músculo, como bien saben los subordinados que se enfrentan a él cada mañana; siempre pierden, y Kingpin rompe el cuello a uno de ellos para que al día siguiente los otros se esmeren más.
El mejor comic de Kingpin es, sin duda, Born Again, que también es el mejor comic de Daredevil. En él Fisk domina por completo la situación cuando la ex novia de Daredevil, Karen Page, vende a su camello la identidad secreta de su antiguo amor a cambio de una simple dosis. En cuanto la preciada información, en forma de escueta nota, llega a las manos de Kingpin, ordena matar a todo aquel que haya tenido acceso a dicho papel, para acto seguido planificar la destrucción de la vida de Daredevil en todos los sentidos existentes: le quita las cuentas del banco, le aleja de sus amigos, revoca su licencia de abogado, le acusa de ser corrupto, le vuela el piso... Es tal la maestría con la que se dedica a su destrucción que llegas a pensar que si matara a Murdock, reducido a ser un mero indigente, casi le estaría haciendo un favor.
Resumiendo, Kingpin es uno de los villanos más inquietantes del mundo Marvel. La crueldad y el asesinato es su especialidad, y no flaquea a la hora de cumplir sus amenazas. En el Universo Ultimate llegó a hacer llorar a un joven Spider-man, de sólo 16 años, amenazando de muerte a Mary Jane. Y es que no hay que andarse con tonterías con un tipo que, en el fondo, no es más que la expresión animada de una realidad que a muchos, por desgracia, no les es nada desconocida.
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