Andorra es uno de los destinos de esquí más importantes de Europa. De hecho, el pequeño país pirenaico tiene su agosto en los meses de invierno cuando es tiempo de nieve y esquí. Cada año decenas de miles de personas acuden a sus estaciones para disfrutar del deporte invernal por excelencia, pero de todas ellas, la «niña bonita» del Principado es, con 210 kilómetros de pistas, la de mayor extensión: Grandvalira. Esos 210 km se reparten en 118 pistas de diferentes niveles de dificultad que se pueden disfrutar con un solo forfait desde la unificación en 2003 de las estaciones de esquí pirenaicas Casa-Grau Roig y Soldeu-El Tarter.
Foto tomada de Wikimedia Commons
La principal variedad de esquí que se puede practicar en ella es el esquí alpino, en la que se intenta descender en el menor tiempo, aunque esconde algunos rincones para practicar esquí de fondo y otras modalidades. En 2012 se dirimió en ella la Copa del Mundo de Esquí Alpino, un evento que catapultó a la estación de ski de Grandvalira a la fama internacional, aunque ya era un destino muy conocido en España y Francia.
En sus diez años de historia, Grandvalira ha realizado una gran inversión para adecuar las instalaciones de la estación a las demandas modernas del turismo de nieve. La capacidad de remonte de Grandvalira es enorme: puede trasladar a 100.000 personas a la hora a cualquiera de los seis sectores que tiene esta estación.
Además del clásico esquí alpino, en Grandvalira también se pueden realizar otras actividades como el mushing, que es el esquí en trineo tirado por perros. También se puede alquilar motos de nieve, dormir en un hotel iglú o practicar el freeriding. Como se puede ver, aquellos a los que les guste tener la adrenalina a flor de piel encontrarán en Grandvalira un estupendo destino de invierno. Pero, también lo es para los más pequeños, ya que existen guarderías y escuelas de esquí infantil.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure