Andreas Sartzekis, Sin Permiso, NPA
Desde hace varios meses, cuando anuncia nuevos ataques, la prensa titula como “medidas que van a reducir el nivel de vida de los trabajadores”. A decir verdad, no habrá dentro de poco mucho más que reducir: desde comienzos de septiembre, el gobierno inventa cada semana nuevos medios para robar a las capas populares, guardándose bien de tocar a los privilegiados. Además, el gobierno presidido por el jefe de la Internacional Socialista se ha convertido, como muestran ferozmente las viñetas en la prensa, en un simple ejecutor de las órdenes del FMI, de la UE y del BC europeo, la famosa troika cuyos representantes controlan cada día más la gestión del país. Ejemplo esta semana: el domingo 2 de octubre, el gobierno anuncia diversas medidas de recorte y, al día siguiente, la troika hace saber que quiere más y que habría que acabar con las referencias a convenios de sector. Protesta del gobierno….que dos días más tarde indica que, en adelante, se buscarán los acuerdos de empresa (una gran mayoría tienen menos de 50 asalariados), haciendo así casi inútil la existencia de una confederación sindical, obligada por su parte a subir el tono.
Ráfaga de medidas criminales
El ritmo infernal al que caen hace difícil una presentación detallada de las medidas impuestas. El objetivo inmediato es poder mostrar a la troika un ahorro de 6 millardos de euros, condición necesaria del chantaje para la 6ª entrega del préstamo, concedido el 21 de julio. Esta semana, en la línea de mira, los impuestos, con un umbral mínimo de renta imponible que pasa de 12.000 a 5.000 euros (con efecto retroactivo al 1 de enero de 2011) y aumentos terroríficos: para una renta anual de 20.000 euros, el impuesto pasa a 2.400 euros, aumentando 740 euros, mientras que para una renta de 200.000 euros, pasa a 77.400 euros, aumentando … ¡820 euros! ¡No es difícil ver ahí una política de clase! Y es claramente una verdadera estrategia: en el sector público, las remuneraciones conocen una nueva bajada centrada en los bajos salarios: un empleado con 17 años de servicio y un salario de 1.800 euros va a perder 208 euros, mientras que uno con 2000 euros, no pierde nada.
Dividir en la función pública estableciendo una frontera simbólica de 1900 euros por debajo de la cual Papandreu quiere concentrar sus ataques, tal es uno de los objetivos, que es hacer pagar la crisis a los más pobres y a las clases medias, planteándose también recortes del 4% al 20% en las jubilaciones. Añadamos un impuesto sobre la vivienda que debería conseguir 2,5 millardos de euros y que va a ser impuesto incluso a las rentas más débiles por medio de la factura de electricidad, que hace aún mayores los riesgos de que le corten a uno la corriente. Mientras tanto, el responsable de los inspectores fiscales explica que de una lista de 3.000 defraudadores, los bancos no han aceptado mostrar más que 130 cuentas….
Otra medida índice de la sumisión a los dictados del capital: de aquí a fin de año, 30.000 funcionarios, y luego, en 2012, otros 120.000 van a verse con la imposición de una inactividad, que les disminuirá el 60% de su salario antes de ser despedidos. Tanto como decir que a la miseria se va a añadir, si la medida sigue adelante, un debilitamiento catastrófico de los servicios públicos. Al mismo tiempo, las privatizaciones, que supuestamente traerían millardos a las arcas públicas, no avanzan, pues los inversores esperan al hundimiento de los precios, y no son los proyectos de campos de golf en las islas adelantados por el vicecanciller alemán los que van a relanzar el consumo popular…
Una sola solución, ¡movilizaciones!
Lo que impresiona, es que a pesar de los golpes recibidos, la combatividad sigue fuerte: 50.000 manifestantes en Atenas el 5 de octubre para la gran huelga del sector público, ocupaciones de ministerios, entre ellos el de las estadísticas, donde debería reunirse la troika; huelgas en los transportes. 600 institutos ocupados contra la falta de profesores y de medios; bajada de la movilización estudiantil, pero bloqueo administrativo de la reforma universitaria… Y esto con al fondo el eslogan: “Listès, listès, socialistès mazi me tous capitalistès!” (“Ladrones, ladrones, socialistas estáis con los capitalistas”).
Pero, como se puede suponer, las movilizaciones no son fáciles: fatiga ante el rodillo compresor, como en el sector ultraliberal de la prensa, política de represión sistemática (el 5 de octubre, los policías golpearon incluso a los periodistas), división cada día más insoportable cuando se lee por ejemplo esta declaración : “La necesidad es crear ahora una alianza popular de lucha de los trabajadores en los sectores público y privado, por un trabajo estable y garantizado para todos con derechos modernos, para oponerse a las medidas bárbaras, para que se exprese masivamente la negativa a pagar medidas brutales, para derrocar la política del gobierno y de la UE al servicio de los monopolios y del capitalismo”. ¿Qué militante de izquierdas organizado (Antarsya, Syriza, KKE) o simplemente, como decenas de miles, en ruptura con el Pasok, no suscribiría un llamamiento así? El problema es que tal llamamiento, del KKE, ¡se traduce en concreto en la negativa de un frente común cuando no se está de acuerdo con el KKE! Se podrían encontrar otros ejemplos similares en la izquierda del desbarajuste frente a las urgencias sociales y políticas. Así pues, hay que hacer todo lo posible por la unidad en las luchas, pero ello implica también una dinámica de luchas a escala europea, que devuelva la confianza aquí y en todas partes sobre soluciones obreras imposibles si nuestras luchas siguen aisladas.
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Ver: Deudocracia, un documental sobre la crisis griega y el FMI
La crisis griega y el destape de los desequilibrios monetariosUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización