Pues bueno, ya llegó Syriza y no se ha armado la de Troya (segunda edición), no han sonado de golpe las trompetas del apocalipsis, ni siquiera el pitido de una triste vuvuzela de esas que sobrevivieron al Mundial de Sudáfrica. El caso es que las bolsas no se han desfondado esparramando acciones por el suelo como las del supermercado (las únicas que manejo) suelen hacerlo con la compra de la semana. Tampoco ha acabado la civilización como poco les faltó decir que ocurriría a los “maestros en democracia” de Bruselas y alrededores, los mismos déspotas que nos soltaron en Davos el otro día que ‘Hay que educar al pueblo para que vote al líder correcto’. Se cargan la esencia de la democracia y se quedan tan panchos, a mí personalmente, me dejaron helado como un Tuareg en Alaska, si me pinchan no me sacan sangre.
Syryza ha empezado su andadura. Ya hemos visto unos pequeños actos que parecen tonterias pero que bien entendidos hacen temblar los cimientos de lo establecido, hasta el punto de que se ha visto al ex-primer ministro Samarás corriendo por el Peloponeso, a lo Filipides, huyendo como comadreja para no cruzarse con su sucesor por los pasillos. El primer golpe puede pasar desapercibido pero tiene un gran trasfondo. La amiga @beatricededante (a quién recomiendo que sigáis) me puso alerta en uno de sus tuits, Alexis Tsipras ha jurado el cargo sin la presencia del poder religioso. Es la primera vez en la historia de Grecia que el primer ministro jura sin corbata (horror! Llamad a Valentinoooo) y sin la presencia del Arzobispo de Atenas para después acercarse con unas flores donde el monumento a los partisanos que se enfrentaron a los Nazis, los mismos que han sido reiteradamente olvidados por los gobiernos conservadores. Con este acto el nuevo primer ministro deja clara su intención de sacudir el polvo, algo que ya dejó claro en su discurso post elecciones, cuando dejó blancos, como cirios de procesión, a la Troika gritándoles que son historia y que Grecia quiere seguir su propio camino. Veremos si eso llega a ser verdad porque en Bruselas, como nos dijo uno de sus guiñoles, nos quieren hacer ver eso como una bravuconada propia de la borrachera del recuento electoral y que le darán para el pelo.
El lunes nos sorprendió con un matrimonio que no salió en las revistas del corazón ni en el Sálvame, un pacto con la derecha nacionalista. A priori este pacto parece condenado a acabar como el “rosario de la aurora“ ya que los dos socios se parecen a priori como un huevo a una castaña. Seguro que en Bruselas gritaron “Estos griegos están locos” y se partieron la caja a base de risas. Pero si te paras a pensar en quienes son ANEL la cosa cambia, Syriza y Anel coinciden, en lo fundamental: El nacionalismo, la idea de no pagar la deuda pública y el deseo de parar las demoliciones impuestas por la Troika. Por eso parece que les que les haya resultado sencillo alcanzar un acuerdo para formar una coalición. De hecho, Tsipras, quién no es precisamente tonto (aunque nos lo quieran pintar como un descerebrado), empezó la ronda de contactos con Anel cambiando la idea de Izquierda-Derecha por la de Troika-Antitroika, más práctica y razonable visto la que se le viene encima y que va a tener que pelearse mucho contra los cabezotas alemanes empeñados a llevarse hasta el yogur griego. Por otra parte, pactando con la derecha, complace a Rajoy que le pidió estabilidad (léase con ironía y sarcasmo) ya que, en principio, se asegura un poco de paz porque este pacto abarca a una mayor parte del electorado. Ya me gustaría a mí que aquí pasase un tanto de lo mismo y olvidasen la idea de coalición con el único interés puesto en el saqueo que sufrimos legislatura tras legislatura.
Una cosa que si podemos reprochar es la formación del nuevo gobierno. Vale, muy modernos, muy “progres” pero ¿Dónde está la representación femenina? Me parece muy contradictorio rodearse sólo de hombres si lo que se busca es un mundo diferente. La representación femenina en un gobierno moderno es obligatoria, no por unas cuotas de paridad machistas que buscan la justificación como sea, sino por la verdadera valía de la mujer en un gobierno, seguro que podía nombrar una gran ministra y no limitarse a dejarlas en el escalón anterior como viceministras. Es necesario si de verdad quiere romper y hacer las cosas de forma distinta.
Ahora lo que queda al aire es saber que van a permitirle materializar los tiburones que campan por Europa. Más aún si pensamos que nosotros pronto podremos intentar romper la baraja trucada con la que estamos jugando. Esperemos que el sueño no se transforme en una pesadilla. De momento parece que hemos desenmascarado una mentira más, ha entrado Syriza y no ha llegado el ángel exterminador, es lo de siempre, contra el cambio el discurso del miedo. Y para acabar con él la receta de la democracia, el valor en las urnas.