Después de desayunar nos dirigimos hacia la estación de autobuses para ir hasta Paleokastristsa, donde habían varias playas y el Monasterio de Theotokov.
El autobús iba abarrotado de turistas y después de la hora de trayecto bajamos donde se encontraban las playas y calas.
Corfú es una isla que me fascina, toda verde y montañosa, casi diría que a pesar de ser la más turística de las Islas Jónicas, es la que más me gusta por su bello paisaje a pesar de su edificación masiva.
Subimos por una ligera cuesta que nos llevaba hacia el Moni Theotokov que data del siglo XIlI y que fue destruido y reconstruído de nuevo varias veces en distintas épocas. El edificio actual que visitamos es de origen otomano.
En la entrada principal había un pozo donde los fieles acostumbran a lanzar una moneda para que sus deseos se cumplan.
Recorrimos sus maravillosos jardines, la iglesia y el museo bizantino.
Un pope que se encontraba cerca nuestro sentado nos preguntó que de dónde veníamos, le contestamos que de España y nos dijo que él era argentino y que vendía un "dividí" y que así ayudaba a varios monasterios de Costa Rica, Aleppo en Siria y Chisinau en Moldavia.
Le dimos las gracias denegando comprarlo y seguimos la visita bajando por un sendero donde se asomaban unas vistas del Mar Jónico preciosas.
También había un cañón veneciano dirigido hacia la hermosa bahía.
Nos fuimos de vuelta hacia Corfú paseando por cornisa del Antiguo Castillo y donde se encontraba un molino. De allí caminamos hacia los Baños Reales Monrepós para darnos un baño y tomar el sol.
Después nos fuimos a comer cerca de la Corniche. Tomamos algo ligero, una ensalada griega que estaba deliciosa y por la tarde nos fuimos por el casco antiguo de Corfú...