Revista Opinión
"Grecia es la primera colonia de la zona del euro"
Publicado el 01 abril 2012 por Jaque Al NeoliberalismoLeonidas Vatikiotis es economista y profesor universitario en Chipre, además de ejercer como periodista y editor en algunos proyectos como el portal digital Catastroika. Él fue una de las personas que acusó al ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos, de vender los ahorros de los griegos en el canje de deuda del país. Es, además, uno de los principales referente en los círculos que piden la salida del euro. En este entrevista nos explica la gravedad de la crisis helena
B. Bauzá, El Boletín
-¿Qué opina usted del canje de deuda? Por lo visto, esta operación ha sido la que ha dado luz verde al segundo paquete de ayudas, valorado en 130.000 millones de euros, para Grecia.
-El canje de deuda que ha involucrado al PSI [al sector privado] ha sido el peor escenario que se podía esperar para la evolución de la crisis de deuda griega. Es un paso muy negativo por muchas razones.
En primer lugar, este acuerdo no elimina ninguna deuda. Todo lo contrario, añade más compromiso sobre las espaldas de la gente griega. ¿Por qué? Porque han eliminado, con el canje, 103.000 millones de euros. Pero al mismo tiempo tomamos prestado 109.000 millones de euros de la zona del euro y 28.000 millones de euros del FMI [Fondo Monetario Internacional]. De esta cantidad, que en total supone 137.000 millones de euros enmarcados en el segundo paquete de rescate para el país, alrededor de 110.000 millones de euros irán a parar a los bancos. Finalmente, hay que pagar 37.000 millones más por el primer paquete de ayudas, valorado en otros 110.000 millones de euros (y del que sólo hemos usado 73.000 millones).
Así que, en total, hemos eliminado con este canje unos 103.000 millones de euros mientras que nos hemos comprometido en 174.000 millones de euros. La diferencia es de 71.000 millones de euros en contra.
Pero aún hay más. Con este canje hemos alterado el carácter de la deuda griega. Ahora le debemos dos tercios de nuestros bonos a los acreedores institucionales (los estados y el FMI). Esto deteriora la condición de Grecia y nos demuestra lo que pretendían Angela Merkel y Nicolas Sarkozy [canciller alemana y presidente galo, respectivamente]: salvar a los bancos franceses y alemanes "nacionalizando" la deuda pública griega para que los banqueros, lejos de perder dinero, lo ganen gracias a unos tipos de interés altísimos.
En tercer lugar, como condición previa, el canje de deuda tenía que venir acompañado de un plan de austeridad bestial. Es decir, que los salarios han bajado legalmente un 22%, para la gente joven un 32%, y las pensiones se han reducido entre un 20% y un 30%. Al mismo tiempo se han recortado ayudas sociales y se ha impulsado la privatización de activos públicos.
Cuarto, los nuevos bonos emitidos por Grecia a raíz del canje de deuda estarán supervisados por las leyes de Luxemburgo y Reino Unido. Esto convierte a Grecia, en parte, en un estado con una soberanía limitada, un protectorado moderno o la primera colonia de la zona del euro. Aunque puede que ya se sepa que el país, en realidad, está gobernado por la Troika [así se conoce al grupo de prestamistas integrado por el FMI, Bruselas y el Banco Central Europeo]. Los emisarios de la UE [Unión Europea] y el FMI están establecidos en todos los ministerios relevantes y en las agencias públicas mientras un emisario alemán, Horst Reichenbach, es el verdadero gobernador de Grecia, tal y como sucedía en la Segunda Guerra Mundial.
La última gran consecuencia negativa del canje de deuda es que instituciones tales como las universidades o las cámaras de comercio se verán arrastradas a la quiebra porque han perdido miles de millones de euros en la operación, ya que tenían en depósito deuda griega. También se han visto afectados los fondos de pensiones. En la otra mano, los bancos griegos, que tenían unos 50.000 millones de euros en bonos griegos, han logrado recuperar, gracias a los mecanismos de rescate europeos, todo el dinero.
-A pesar de los efectos que el canje de deuda pueda tener en Grecia, ¿qué opina usted del rol que han ejercido los seguros contra el impago de los bonos, unos productos financieros más conocidos como CDS?
-Los CDS son una apuesta, una apuesta justa especialmente para aquellos que no tengan "naked CDS" [es decir, que es justa para aquellos que posean además del CDS su equivalente en deuda griega]. Finalmente se pagaron 2.500 millones de euros en indemnizaciones, una cantidad pequeña que demuestra cómo de infundado era el terrorismo ideológico que hablaba de una hecatombe en los mercados cuando algunos griegos se mostraban en contra de pagar los bonos. [Las autoridades helenas lograron que más del 80% de los inversores privados acudiesen voluntariamente al canje de deuda, y en teoría la asistencia voluntaria en la operación anulaba el cobro del CDS].
¿Cuál puede ser la solución para Grecia llegados a este punto? ¿Deben los griegos apostar por su permanencia en el euro actualmente?
-La deuda pública griega no podía ser pagada y no debía ser pagada. La normativa internacional ofrece toda clase de herramientas para renunciar a ello. La más característica, y útil ahora, es un artículo de emergencia que permite a una nación detener sus compromisos con los acreedores para lograr evitar el genocidio social, que es lo que está pasando en Grecia hoy por hoy con el cierre de más de 1.000 colegios, con 25.000 mendigos en las calles de Atenas, con el doble de parados [del 11% al 21%] en los dos últimos años, etcétera.
En segundo lugar, hay que salir de la zona del euro y obtener una independencia monetaria para lograr equiparar la divisa y los tipos de interés de acuerdo con los intereses de Grecia y no con los de Alemania, los de los banqueros y los de las grandes empresas. La zona del euro ha sido el mayor fracaso del continente desde la primera mitad del siglo XX tal y como demuestra la separación de la región en dos partes: la periferia, que importa y toma prestado de forma masiva, y los países fuertes, que salen ganando. Tan pronto como abandonemos la divisa única mejor será para los europeos, y no sólo los de la periferia sino para todos. No debemos olvidar que las medidas de austeridad que dañan nuestros países proceden de Alemania, cuando Gerhard Schröder fue canciller.
El siguiente paso sería salir de la UE, que durante el último año se ha convertido en un "Dachau fiscal", prohibiendo cualquier forma de redistribución del bienestar social. Los últimos pactos fiscales institucionalizan la pobreza y justifican los recortes en el gasto social. Es una agenda de un corte neoliberal brutal.
-¿Qué piensa usted de lo sucedido en Islandia? Ellos decidieron no asumir las deudas de sus bancos y han sentado en el banquillo de los acusados a varios banqueros e incluso políticos. ¿Debe Grecia o cualquier otro país de la periferia europea seguir su camino?
-Islandia es una prueba viviente que demuestra que dejar de pagar a los acreedores no significa regresar a la época de las cavernas, tal y como se ha dicho muchas veces. En Islandia, hasta el FMI ha respetado su decisión y no han impuesto ninguna medida punitiva. Sin embargo en Grecia la élite política acepta todas las decisiones que se envían desde Berlín y Bruselas, aunque supongan la destrucción del país, bajo pena de recibir fuertes sanciones.
En este sentido Islandia supone un éxito como ya lo fue Rusia, Argentina y Ecuador en el pasado más reciente. Si queremos ir más atrás en el tiempo, incluso Alemania no hubiese podido disfrutar del milagro económico que vivió tras la Segunda Guerra Mundial si hubiese tenido que pagar todas las deudas y compensaciones derivadas de las atrocidades cometidas por los nazis. En este contexto, Berlín le debe mucho a Europa.
-Las elecciones griegas llegan pronto. ¿Puede ello cambiar los pasos que el primer ministro Lucas Papademos ya ha dado hasta ahora? ¿Qué se puede esperar de los candidatos?
Las elecciones anticipadas [que tendrán lugar el mes que viene] suponen una forma de manipular el enfado de la gente. Los griegos no confían en Papademos, que por cierto es uno de los arquitectos financieros de la Grecia de los años 90, quien, como Mario Monti en Italia, ha sido elevado hasta el palacio presidencial gracias a una orden de Alemania. No tiene ninguna legitimidad y no tiene influencia sobre la sociedad helena, porque ha elegido ponerse del lado de los banqueros y de las nuevas fuerzas de ocupación alemana.
Así que de las elecciones no se puede esperar nada más que una aceleración en la descomposición del sistema político. Los socialistas del PASOK obtendrán un porcentaje todavía más bajo (entre el 13% y el 17%) a la hora de formar una coalición con los conservadores de Nueva Democracia, que obtendría más votos (alrededor de un 25% según las encuestas). Este nuevo Gobierno será insostenible.
Su principal misión será votar un nuevo paquete de medidas de austeridad el próximo mes de junio, que será impuesto tras no lograr cumplir los objetivos del 2012. Este nuevo paquete de austeridad llevará a Grecia a una recesión aún mayor. Hay que darse cuenta de que la recesión actual que se vive aquí no tiene precedente reciente alguno en ningún lugar del mundo. Solo en tiempos de guerra se han vivido situaciones similares. Ni en Argentina ni en Rusia sufrieron una caída del 17% del PIB como ha sucedido en Grecia.
-Algunas personas han argumentado que Grecia tiene diversos problemas estructurales con los que debe lidiar, además de las ayudas internacionales, y sitúa la corrupción por encima de todos. ¿Comparte usted esta opinión?
La corrupción institucional sigue creciendo debido a que ha nacido dentro del sistema político y de los grandes partidos que ahora gobiernan el país. Estas formaciones, que han estado obteniendo sobornos para los Juegos Olímpicos, para incentivar el gasto militar, de Siemens… ahora culpan a los griegos. Hablo de los griegos de a pie. Y mientras miles de jóvenes ciudadanos tienen que ir a buscarse la vida en otros países cada mes, ellos se mantienen en el poder con la ayuda de Merkel y del FMI. Todos los que han colaborado con ellos mantienen el poder y se reparten el bienestar robado.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización